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Andalucía, ¿qué puedo hacer por ti?

A principios del siglo pasado el psicólogo Carl Gustav Jung, discípulo de Freud, acuño el término “ inconsciente colectivo” para referirse a un tipo de conciencia global que trasciende al individuo, y que puede entenderse como una base de datos universal donde se van depositando todos los conocimientos y las soluciones que a lo largo de los siglos hemos ido dando los humanos a los retos adaptativos que se nos han ido planteando.

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Lo curioso es que se ha comprobado, mediante estudios experimentales realizados en lugares geográficamente muy distantes, que soluciones aplicadas ante un problema por una comunidad, han sido aplicados por otras sin tener ningún contacto entre ellas, y sin ser conscientes de por qué aplicaban determinada solución y no otra.

Partiendo de esta premisa me atrevo a asegurar que los andaluces compartimos unas características que nos identifican y nos distinguen de otros pueblos. Se dice de nosotros que somos alegres, hospitalarios, que nos gusta mucho la fiesta, que somos presumidos, sibaritas, confiados, aventureros, viajeros, derrochadores, que vivimos al día, poco ambiciosos, pícaros, indolentes, resignados…. En fin, como resumían en un anuncio de cerveza, “ gente del sur “.

Recuerdo un programa de nuestra televisión publica de considerable éxito de audiencia, que días tras día trataba de explicar el origen de nuestros usos y costumbres populares. Unas nos venían de nuestra herencia romana, otras de los árabes, de los fenicios, de los cartagineses, de los judios, de los mozárabes, de cristianos venidos a reconquistarnos desde el norte, de los invasores franceses, de los colonos ingleses y un larguísimo listado de pueblos que a lo largo de la historia se han asentado en nuestra tierra y han hecho de ella su hogar. Todos y cada uno de ellos han dejado su impronta y han aportado en mayor o menor medida su contribución a ese inconciente colectivo que nos identifica como “ andaluces “.

Somos más de siete millones y nos distribuimos en ocho provincias, tenemos diferentes costumbres, diferentes formas de hablar, incluso entre pueblos cercanos. Utilizamos el seseo, el ceceo y nos distinguimos por diferentes dejes, pero eso nos enriquece a todos y nos hace sentir diferentes, al tiempo que nos hace únicos con relación al resto del mundo. Somos todo esto, esta es nuestra idiosincrasia. El resto de comunidades autónomas de nuestro pais, y del resto de paises así nos reconocen y así nos identifican.

No obstante, con todo este patrimonio, con toda esta riqueza cultural, algunos se empeñan en tratar de convencernos de que, para ser felices tenemos que ser como los ingleses o los alemanes, aprender su lengua, sus costumbres, su forma de trabajar y de producir, su manera de pensar y relacionarse, para tener, su “ nivel de ingresos y su estilo de vida “.

Ahora los andaluces, sobre todo los jóvenes, no ven otra salida que la de marcharse a estos paises, porque parece ser que en nuestro consciente y en el “insconciente colectivo” se ha grabado a fuego la máxima de que aquí no tenemos futuro. Es una sensación general, casi una certeza colectiva la que nos ha llevado a este estado de cosas y nos emplaza a un callejón sin más salida que la diáspora, el abandono de la tierra que nos vio nacer y que nos brinda multitud de recursos para asegurarnos lo más importante, nuestro sustento.

Tenemos valles de tierras fértiles a orillas de nuestros rios, sierras que además de purificar nuestros aires hacen brotar las aguas que sacian nuestra sed, los pastos que dan de comer a nuestra cabaña ganadera, tenemos miles de kilómetros de litoral, atlántico y mediterráneo, con toda su riqueza pesquera, tenemos nieve para practicar el deporte de alta montaña, productos hortofrutícolas todo el año…

Pero además tenemos un clima variado, que nos ofrece el disfrute de la naturaleza en diversos escenarios; tenemos parques naturales, riquezas minerales, energía eólica, solar, hidroeléctrica; tenemos una rica y variada gastronomía, patrimonio histórico-artístico, pensadores, poetas, médicos, ingenieros, artesanos…

Tenemos todo lo necesario para deleitar a nuestros cinco sentidos, el lugar para disfrutar de la mejor calidad de vida, soñada por nuestros vecinos de los paises del centro y norte de Europa, lugar donde quieren venirse a pasar sus vacaciones y sus últimos años de vida, pero nos falta lo más importante, creer en nosotros, saber que somos afortunados de disponer de este preciado tesoro, y buscar la manera de contagiarnos todos de optimismo, de convencernos mutuamente de que somos capaces de ofrecer al resto del mundo algo único, nuestro estilo de vida, nuestra forma de disfrutar de ella, al mismo nivel cualitativo y cuantitativo que puedan tener las industrias de los otros paises, sus vehiculos, su maquinaria industrial, sus industrias químicas, farmaceúticas.

En definitiva, nuestro futuro dependerá de nuestra capacidad de cambiar nuestro "inconsciente colectivo", provocar las actuaciones y los cambios necesarios para sacar el máximo provecho de lo que generosamente, nuestra Madre Andalucía nos ha dado y convertirnos en la primera potencia económica mundial en saber disfrutar de la naturaleza y de la vida. Por todo ello, aprovechando la cercanía del día de todos los andaluces, en lugar de pedirte yo te pregunto, Andalucía, mi tierra ¿ que puedo hacer por ti?



PEDRO A. GARCÍA
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