En el momento de redacción de la presente columna se inicia el cónclave para elegir al nuevo Papa, como obviamente es conocido por todos. Ciento quince cardenales se encierran en el Vaticano para elegir al nuevo Pontífice pero, en esta ocasión, lo anecdótico es que la vacante ha sido no por la muerte del anterior, sino por su renuncia, algo que no ocurría en 600 años.
Habrá que seguir esperando para que el nuevo líder de los más de 1.200 millones de católicos sea español. Como baenenses debemos conformarnos sobradamente, pues no son todos los que pueden compartir a todo un cardenal como paisano, máxime con el papel relevante que ha tenido el baenense del Opus Dei Julián Herranz en los últimos meses, cuando el Papa le encarga a él y a dos cardenales más, la investigación a raíz del robo de 85 documentos secretos que constituyeron lo que se conoció mundialmente como Vatileaks: la revelación de información oculta. Por ello ya es conocido ahora en algunos círculos como el “Cardenal 007”, por su precisión para llevar adelante la búsqueda de la información.
Mientras seguimos esperando la fumata blanca para conocer al nuevo Papa y puesto que de momento, soñar es gratis, comparto algunas de mis aspiraciones sobre los retos que debiera tener, sin ocultar mi preferencia para limitar la religión al ámbito privado y personal, pero desde el máximo respecto hacía esta institución, por todo lo que representa.
Pedirle al nuevo Papa avances para que la Iglesia Católica sea más democrática o que abandone la discriminación de la mujer con un papel más relevante entiendo que es demasiado ambicioso, sobre todo cuando otras instituciones públicas tampoco lo son –como, por ejemplo, la propia Corona española-.
Sería también iluso por mi parte pensar que el nuevo Papa va a respetar la orientación sexual de las personas, admitiendo por ejemplo las relaciones homosexuales. Sin embargo, sí que espero del nuevo Pontífice que continúe la labor de Benedicto XVI de lucha activa contra la pederastia en el seno de la Iglesia.
Son muchos los retos a los que se enfrentará el nuevo Papa, quien debiera tener como principal inquietud la recuperación de los valores cristianos (los subrayo y todos sabemos cuáles son) tanto por la propia institución como por todas las personas católicas. De este modo, lo verdaderamente importante sería la exigencia del buen hacer, y no la equiparación de la asignatura de Religión con las Matemáticas en las escuelas, desaconsejar el uso del preservativo en África, etc.
En cualquier caso, la elección de uno u otro Papa no creo que tenga especial relevancia para el desempeño de la Fe a nivel local, en el caso de Baena representada por las múltiples actividades de toda índole organizadas por las parroquias, así como la conocida y dilata agenda cultural que tradicionalmente se lleva a cabo, año tras año, por representantes de la Iglesia y por el propio pueblo, siendo la Semana Santa que está a punto de comenzar el ejemplo más representativo.
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Mientras seguimos esperando la fumata blanca para conocer al nuevo Papa y puesto que de momento, soñar es gratis, comparto algunas de mis aspiraciones sobre los retos que debiera tener, sin ocultar mi preferencia para limitar la religión al ámbito privado y personal, pero desde el máximo respecto hacía esta institución, por todo lo que representa.
Pedirle al nuevo Papa avances para que la Iglesia Católica sea más democrática o que abandone la discriminación de la mujer con un papel más relevante entiendo que es demasiado ambicioso, sobre todo cuando otras instituciones públicas tampoco lo son –como, por ejemplo, la propia Corona española-.
Sería también iluso por mi parte pensar que el nuevo Papa va a respetar la orientación sexual de las personas, admitiendo por ejemplo las relaciones homosexuales. Sin embargo, sí que espero del nuevo Pontífice que continúe la labor de Benedicto XVI de lucha activa contra la pederastia en el seno de la Iglesia.
Son muchos los retos a los que se enfrentará el nuevo Papa, quien debiera tener como principal inquietud la recuperación de los valores cristianos (los subrayo y todos sabemos cuáles son) tanto por la propia institución como por todas las personas católicas. De este modo, lo verdaderamente importante sería la exigencia del buen hacer, y no la equiparación de la asignatura de Religión con las Matemáticas en las escuelas, desaconsejar el uso del preservativo en África, etc.
En cualquier caso, la elección de uno u otro Papa no creo que tenga especial relevancia para el desempeño de la Fe a nivel local, en el caso de Baena representada por las múltiples actividades de toda índole organizadas por las parroquias, así como la conocida y dilata agenda cultural que tradicionalmente se lleva a cabo, año tras año, por representantes de la Iglesia y por el propio pueblo, siendo la Semana Santa que está a punto de comenzar el ejemplo más representativo.
PEPE R. SILLERO
