Cándido llegó a Baena a finales de los ochenta, para trabajar en Safa como profesor. Por aquel momento ya venía con la lección aprendida referente al concepto de justicia social. Nunca fue partidario de crear ‘cosas nuevas’, prefiriendo la colaboración con los movimientos sociales ya existentes en la localidad. Entonces, no hacía mucho tiempo que había comenzado su andadura el grupo ecologista Groden.
En aquellos años, el movimiento ecologista andaluz comenzaba a asumir también el discurso pacifista. En Baena fue Cándido quien supo inculcarnos los diferentes valores presentes en el movimiento pacifista, tanto como profesor como desde la participación y colaboración en Groden. Además de su activismo local en la lucha contra la injusticia social Cándido colaboró en las muchas campañas a nivel regional llevadas a cabo desde la Comisión de Pacifismo de la Confederación Ecologista Pacifista Andaluza (CEPA). En relación a este aspecto, me gustaría mostraros algunos de los mensajes recibidos a través de la lista de correo de Ecologistas en Acción de Andalucía al conocer la muerte de Cándido. Concretamente los de Cristóbal Orellana y Jesús Lara, activistas pacifistas en Andalucía:
“Una gran perdida, un mal día para el Ecopacifismo andaluz, muchos años defendiendo la Paz. Ecologistas en Acción se fraguó gracias a personas como él, unió el pacifismo al ecologismo y dio lugar a lo que somos hoy. Un abrazo muy fuerte para su familia y los compañeros y compañeras de Baena. Seguiremos tu lucha. Jesús Lara. Sevilla.”
En recuerdo de Cándido. Conocí a Cándido hace unos 25 años atrás aproximadamente. Trabajamos juntos durante algunos años dentro del área de pacifismo del movimiento ecologista. Lo recuerdo como una persona inteligente, trabajadora y comprometida. Pero sobre todo lo recuerdo como un corazón rebosante de nobleza. Transmitía ilusión, sentido común, calma, esperanza… Lamento mucho su pérdida y envío desde Jerez mi más sentido pésame a su familia y a los compañeros y compañeras de Baena. Cristóbal.”
Pero Cándido no solamente colaboró con el movimiento ecologista y pacifista, sino con multitud de iniciativas promovidas por los diferentes movimientos sociales de Baena y de Andalucía, imposible citarlas a todas en la presente columna.
Cándido era creyente, profundamente creyente y practicante, por eso jamás consintió separar la Fe de su preocupación por los problemas sociales y políticos, manteniendo la coherencia entre la Fe y la vida. Por ello, siempre estaba cerca de los diferentes movimientos cristianos, denominados ‘de base’, y alejado de esta iglesia folclórica, poderosa y jerárquica.
Las creencias religiosas de Cándido también nos las recordaron en la emotiva misa (creo que se llama de córpore insepulto), tanto por Manuel, el sacerdote amigo de Cándido y de su familia que presidió la eucaristía, así como de un antiguo compañero, ahora sacerdote, de la corta etapa de Cándido en su paso por el seminario. También fue emotiva la lectura de Eli León, exalumna, amiga y compañera, de la cual me gustaría citar también algún párrafo:
“Supiste sembrar semillas en las mentes de los que te conocieron, ideas de respeto, pacifismo, igualdad, amor a la naturaleza… consciente de que no sólo hay que dejar un mundo mejor a nuestros hijos, también unos hijos mejores al mundo. Y por supuesto, el valor de las ideas como motor de la sociedad, nos enseñaste a tener unos ideales, a actuar de forma coherente respecto a ellos, y a defenderlos cuando fuera necesario.”
Sin duda, Cándido era de las personas que dejan huella, que marcan la diferencia con el resto, que sus virtudes destacaban respecto al resto de personas. Entre las muchas de sus virtudes me
quedo con su tolerancia y esfuerzo de empatía hacía los demás. También con su coherencia, que a veces maximizaba de forma exponencial, creando precisamente esta diferencia. Y es que prefería la denuncia social frente a la caridad sumisa. Por ello, un sentido crítico ante las injusticias lleva al conflicto. Cuando se trata de los derechos humanos presentes y futuros, mejor el conflicto que la desavenencia por nuestra parte.
Hace tan solo poco más de cinco meses que acudía al médico por unas dolencias, por lo que parecía ser una gastritis. Una vez más la naturaleza ha sido muy injusta con quien tanto la defendió, a la que tantos árboles plantó y cuidó,… Algún día la ciencia nos tendrá que dar alguna explicación respecto al cáncer, todo no debiera ser solo fruto de la fatalidad. Participó en la gestación de muchos proyectos, como el de huertos sociales, al que no le dio tiempo a visitar terminado, aunque seguro que ya está observando desde algún lugar como crecen las cebolletas, los tomates y las patatas recién plantadas.
Yo tuve la suerte de conocerlo como alumno, como compañero y como amigo. He aprendido mucho de él y espero seguir aprendiendo gracias al valioso legado que nos deja, tanto de tipo material (cientos de trabajos, escritos, editoriales de zumaque, cuadernos para la paz,…) como inmaterial (recuerdos, vivencias, anécdotas,…). En esta ocasión, también se cumple el dicho “detrás de un gran hombre, hay una gran mujer y dos hijos maravillosos”. Ángela, Fco. José y Ángel, mí más sentido pésame.
Por todo ello, Cándido, que seguro sigues cerca de nosotros, muchas gracias.
En aquellos años, el movimiento ecologista andaluz comenzaba a asumir también el discurso pacifista. En Baena fue Cándido quien supo inculcarnos los diferentes valores presentes en el movimiento pacifista, tanto como profesor como desde la participación y colaboración en Groden. Además de su activismo local en la lucha contra la injusticia social Cándido colaboró en las muchas campañas a nivel regional llevadas a cabo desde la Comisión de Pacifismo de la Confederación Ecologista Pacifista Andaluza (CEPA). En relación a este aspecto, me gustaría mostraros algunos de los mensajes recibidos a través de la lista de correo de Ecologistas en Acción de Andalucía al conocer la muerte de Cándido. Concretamente los de Cristóbal Orellana y Jesús Lara, activistas pacifistas en Andalucía:
“Una gran perdida, un mal día para el Ecopacifismo andaluz, muchos años defendiendo la Paz. Ecologistas en Acción se fraguó gracias a personas como él, unió el pacifismo al ecologismo y dio lugar a lo que somos hoy. Un abrazo muy fuerte para su familia y los compañeros y compañeras de Baena. Seguiremos tu lucha. Jesús Lara. Sevilla.”
En recuerdo de Cándido. Conocí a Cándido hace unos 25 años atrás aproximadamente. Trabajamos juntos durante algunos años dentro del área de pacifismo del movimiento ecologista. Lo recuerdo como una persona inteligente, trabajadora y comprometida. Pero sobre todo lo recuerdo como un corazón rebosante de nobleza. Transmitía ilusión, sentido común, calma, esperanza… Lamento mucho su pérdida y envío desde Jerez mi más sentido pésame a su familia y a los compañeros y compañeras de Baena. Cristóbal.”
Pero Cándido no solamente colaboró con el movimiento ecologista y pacifista, sino con multitud de iniciativas promovidas por los diferentes movimientos sociales de Baena y de Andalucía, imposible citarlas a todas en la presente columna.
Cándido era creyente, profundamente creyente y practicante, por eso jamás consintió separar la Fe de su preocupación por los problemas sociales y políticos, manteniendo la coherencia entre la Fe y la vida. Por ello, siempre estaba cerca de los diferentes movimientos cristianos, denominados ‘de base’, y alejado de esta iglesia folclórica, poderosa y jerárquica.
Las creencias religiosas de Cándido también nos las recordaron en la emotiva misa (creo que se llama de córpore insepulto), tanto por Manuel, el sacerdote amigo de Cándido y de su familia que presidió la eucaristía, así como de un antiguo compañero, ahora sacerdote, de la corta etapa de Cándido en su paso por el seminario. También fue emotiva la lectura de Eli León, exalumna, amiga y compañera, de la cual me gustaría citar también algún párrafo:
“Supiste sembrar semillas en las mentes de los que te conocieron, ideas de respeto, pacifismo, igualdad, amor a la naturaleza… consciente de que no sólo hay que dejar un mundo mejor a nuestros hijos, también unos hijos mejores al mundo. Y por supuesto, el valor de las ideas como motor de la sociedad, nos enseñaste a tener unos ideales, a actuar de forma coherente respecto a ellos, y a defenderlos cuando fuera necesario.”
Sin duda, Cándido era de las personas que dejan huella, que marcan la diferencia con el resto, que sus virtudes destacaban respecto al resto de personas. Entre las muchas de sus virtudes me
quedo con su tolerancia y esfuerzo de empatía hacía los demás. También con su coherencia, que a veces maximizaba de forma exponencial, creando precisamente esta diferencia. Y es que prefería la denuncia social frente a la caridad sumisa. Por ello, un sentido crítico ante las injusticias lleva al conflicto. Cuando se trata de los derechos humanos presentes y futuros, mejor el conflicto que la desavenencia por nuestra parte.
Hace tan solo poco más de cinco meses que acudía al médico por unas dolencias, por lo que parecía ser una gastritis. Una vez más la naturaleza ha sido muy injusta con quien tanto la defendió, a la que tantos árboles plantó y cuidó,… Algún día la ciencia nos tendrá que dar alguna explicación respecto al cáncer, todo no debiera ser solo fruto de la fatalidad. Participó en la gestación de muchos proyectos, como el de huertos sociales, al que no le dio tiempo a visitar terminado, aunque seguro que ya está observando desde algún lugar como crecen las cebolletas, los tomates y las patatas recién plantadas.
Yo tuve la suerte de conocerlo como alumno, como compañero y como amigo. He aprendido mucho de él y espero seguir aprendiendo gracias al valioso legado que nos deja, tanto de tipo material (cientos de trabajos, escritos, editoriales de zumaque, cuadernos para la paz,…) como inmaterial (recuerdos, vivencias, anécdotas,…). En esta ocasión, también se cumple el dicho “detrás de un gran hombre, hay una gran mujer y dos hijos maravillosos”. Ángela, Fco. José y Ángel, mí más sentido pésame.
Por todo ello, Cándido, que seguro sigues cerca de nosotros, muchas gracias.
PEPE R. SILLERO
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