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Luis Moreno: "Mi mayor error fue renunciar al acta de concejal tras las pasadas elecciones"

Alcalde de Baena durante 16 años, senador por Córdoba en las dos últimas Legislaturas y secretario general del PSOE-A de Baena a lo largo de 22 años, Luis Moreno ha marcado buena parte de la vida política de la localidad en el periodo democrático. En las elecciones municipales de 2011, tras encabezar por quinta vez la lista electoral socialista, perdió la mayoría absoluta por un exiguo margen de votos y precipitó su renuncia al acta de concejal ante la imposibilidad de pactar con el resto de grupos políticos que, sin embargo, apoyaron a un equipo de gobierno del PSOE encabezado por la segunda de la candidatura, María Jesús Serrano, actual alcaldesa.

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FOTO: EL MUNDO | www.elmundo.es

Después de dos años de silencio, Luis Moreno publicó en Baena Digital un artículo titulado El último tren, en el que criticaba la gestión de la actual Corporación y exigía su dimisión en bloque, abriendo de este modo una escisión interna en el PSOE-A local. Defendido a ultranza por unos y vilipendiado por otros, el exalcalde repasa en esta entrevista los principales temas de la vida política baenense.

—Ya han transcurrido más de dos años desde las últimas elecciones municipales. ¿Echa de menos la primera línea política?

—Personalmente no echo de menos la primera línea política, todo lo contrario: siento que, por primera vez, soy dueño de mi tiempo y de mi vida y, sin duda, mi salud y mi familia me lo agradecen. Sin embargo, políticamente, y más en los tiempos que corren, me siento decepcionado porque veo que el trabajo y el sacrificio de mucha gente que llevó a Baena y a Albendín al mayor progreso y bienestar de su historia, con un proyecto coherente y ambicioso, se ha abandonado.

En ese sentido, reconozco que dada la dramática situación que atravesamos, desearía, como ejercicio de coherencia, ser alcalde por unos días, no muchos, para tomar las decisiones imprescindibles por si todavía pudiéramos evitar el abismo. No son demasiadas, aunque sí difíciles e impopulares, como la retirada de la Relación de Puestos de Trabajo del Ayuntamiento, para buscar otra salida –sin dejar en la estacada a las personas- al incremento desmesurado e insoportable para las arcas públicas de nueva plantilla municipal.

De igual modo, acabaría con casi todas las transferencias económicas a servicios externos que podrían gestionarse con presupuestos infinitamente menores; recortaría los gastos prescindibles (por ejemplo, los casi 80.000 euros de los grupos políticos municipales, entre otros).

Y, sobre todo, haría una correcta y urgente gestión de BaenaCultura, tal y como tuve ocasión de exponer en El último tren, antes de que dejemos de invertir el 70 o el 80 por ciento de los 9,5 millones de euros del programa europeo Baniana II.

Por último, me suelo preguntar por algo que no llego a comprender: ¿cómo es posible que la Delegación de Asuntos Sociales no tenga recursos para resolver, en colaboración con otras asociaciones, las necesidades primarias de subsistencia tales como alimentación, luz, agua y los mínimos de dignidad en las casas?

—¿Cómo vivió esos días de incertidumbre, tras los resultados de las pasadas elecciones municipales, que finalmente terminaron con el pacto de investidura entre PSOE e Izquierda Unida, aunque sin usted como alcalde?

—Con dolorosa resignación ante el chantaje de Izquierda Unida Convocatoria por Andalucía (IUCA), que me planteaba un problema moral que ya había pronosticado: “Si no obtenía mayoría absoluta, no me dejarían gobernar”. Y opté por abandonar la política, ya que creí que lo mejor para Baena era evitar el pacto PP-IUCA. Pero me equivoqué porque, como se suele decir, “para este viaje no se necesitaban alforjas”, como me recuerdan, cada vez con más frecuencia, muchos vecinos.

Con todo, debo decir que no fue un Pacto de Investidura, puesto que se formalizó quince días después de ésta. Fue un Acuerdo de Legislatura por el que el PSOE concedía el poder a IUCA, a cambio de liberaciones. A mí también me intentaron chantajear, ofreciéndome la Alcaldía durante dos años, pero pensé que los votantes y la propia sociedad no merecían esa humillación que después llegó multiplicada por dieciséis, en forma de dieciséis concesiones que dejaron a la Alcaldía en poco más que la representación y se formalizaron sin conocimiento de la Comisión Ejecutiva Municipal del PSOE-A, ni de su secretario general –que era yo-, ni del Grupo Municipal. Se entregó todo el poder sin contraprestaciones y sin cogobierno ni programa pactado, a diferencia del acuerdo en la Junta de Andalucía.

—¿Se sintió de algún modo "traicionado" por otros miembros de su partido al ratificar ese acuerdo con Izquierda Unida?

—Digamos que fue una actuación poco elegante y desleal, porque la alcaldesa y el portavoz, principales artífices del “acuerdo”, tenían la obligación de consultar el mismo con los órganos del partido. Yo aún era el secretario general del PSOE-A de Baena y me enteré por la prensa y porque pocos días antes, gracias a mi renuncia, accedieron todos a sus cargos.

La propia alcaldesa reconoció que fue un error. La prueba evidente es que, a los pocos días de conocer el contenido del acuerdo con IUCA, la Comisión Ejecutiva Municipal ampliada lo rectificó en profundidad por unanimidad y así se publicó, aunque después se haya hecho caso omiso de esta decisión.

Ésta fue una más de las razones por las que precipité mi dimisión como secretario general, pues comprendí que el PSOE que yo había conocido y contribuido a forjar nada tenía que ver con el comportamiento que observaba a mi alrededor, en el que el miedo a la moción de censura y demasiados intereses prevalecían sobre el interés general y el proyecto del PSOE. Pero la pregunta clave sería, ¿se han sentido traicionados los votantes del PSOE de Baena?

–¿Considera que el escándalo destapado por el diario 'El Mundo' en torno al denominado “caso de las facturas” fue determinante para que el PSOE-A perdiera la mayoría absoluta en Baena?

—Cuando se pierde una mayoría absoluta por 50 votos es imposible determinar una causa concreta. La verdad es que “la trama” urdida en el entorno de IUCA y con el apoyo de parte de su dirección ha fracasado. Tras el archivo de la falsa denuncia del matrimonio Arenas-Muñoz, y de Luque, en la que se implicó a numerosas personas del Ayuntamiento, tanto trabajadores como cargos públicos, y tras el archivo de la demanda interpuesta por el cuñado y hermano de los anteriores, Pablo Muñoz, así como la condena por injurias de Arenas, se ha confirmado el fracaso de su estrategia.

Debo reconocer que estos autos judiciales son posteriores a las elecciones y que el juicio de las facturas aún no se ha celebrado, aunque prima la presunción de inocencia. Por tanto, es imposible saber si estos litigios de falsas denuncias en Urbanismo y demanda de Pablo Muñoz pudieron o no influir.

También la propia candidatura electoral pudo ser la causante, o algún error propio, pero lo seguro es que si Zapatero y el PSOE no hubieran estado en sus horas más bajas, la mayoría absoluta la hubiéramos mantenido sin ningún género de dudas, según apuntaban además todas las encuestas.

—¿Cuál es su balance acerca de la labor que está desarrollando el actual equipo de gobierno al frente del Ayuntamiento de Baena?

—No conozco nuevos proyectos, iniciativas u obras reales de interés general. Aunque sí hay, en mi opinión, un excesivo afán de presencia en los medios de comunicación sin contenido, lo que frivoliza la imagen institucional. Bien es verdad que Deportes hace una meritoria labor y que Servicios Sociales hace lo que puede con lo que tiene. Como también me consta que en alguna delegación no puede haber iniciativa cuando se ningunea al responsable.

Yo aconsejaría que se olviden de la moción de censura y que estén seis meses sin salir en los medios de comunicación, sin fiestas, sin actos sociales y dedicados a gestionar la mayor herencia que jamás un Gobierno municipal y una Alcaldía recibieron en la historia de Baena. Me remito a mi artículo El último tren, publicado en este mismo medio.


—Desde algunos ámbitos se habla de una posible escisión en el PSOE de Baena. ¿Considera que existen dichas diferencias? ¿Hay una escisión en el seno de los socialistas baenenses?

—En este momento, sin duda, aunque confío en que se llegue a un acuerdo que ahora veo lejano. Las dos últimas asambleas de votación así lo han confirmado. A pesar de la influencia institucional y orgánica, el PSOE local no ha conseguido la cohesión y veo con preocupación el futuro a corto y medio plazo.

Mi deseo y disposición es colaborar a fortalecer y cohesionar al PSOE como instrumento al servicio de Baena, que es lo que hace relevante al partido: ser contundente en la defensa de los intereses generales, que están muy por encima de los de sus dirigentes. Y, créame, sé de lo que hablo porque he dirigido algún tiempo el PSOE de Baena.

—En su artículo “El último tren” apuntaba la necesidad de acordar una suerte de “pacto de estado” entre los dos grupos mayoritarios. ¿Cree que la ciudadanía entendería este acuerdo?

—Peor hubiera sido entendido un pacto PP-IUCA, que era el previsto. Yo no he postulado ningún pacto PSOE-PP, sino un acuerdo entre todos los partidos para enfrentarse a la crisis y aprovechar los recursos que tenemos para generar empleo, pero conociendo a los y a las actuales dirigentes de IUCA, instalados en la teoría del “Sorpasso” –y que consiste en adelantar electoralmente por la izquierda al PSOE, algo que practicaron Anguita y Rejón con estrepitoso fracaso-, no creo posible un acuerdo que incluya a esta formación.

Por tanto, las otras dos, PSOE y PP, tienen la obligación de ponerse de acuerdo para luchar contra la crisis y generar empleo y esperanza y, concretamente, con una eficaz gestión de BaenaCultura que exige la inversión total y adecuada de los 9,5 millones de euros del programa europeo Baniana II. La gente lo pide y desde marzo en que yo lo apunté en mi artículo se han oído voces tan autorizadas como las de Rubalcaba, Felipe González, políticos del PP, incluso alguno de IUCA y hasta el propio Rey diciendo lo mismo: ”todos juntos contra la crisis y el paro”.

—¿Sigue creyendo que en el futuro habrá más baenenses viviendo del turismo que del olivar?

R.-Sí, creo que el futuro de Baena, es decir, el empleo, pasa por el turismo cultural. Si se gestiona eficazmente BaenaCultura, este futuro llegará antes, pero lo más acuciante en este momento es invertir los 9,5 millones de euros del programa Baniana II sin tener que devolver un solo euro.

Pero me temo que, a estas alturas y por la información que tengo, al finalizar el mandato es muy posible que no se hayan invertido más de dos millones de los posibles y la pregunta que todos nos haremos será: ¿cuándo volveremos a tener unos activos económicos como éstos para desarrollar nuestra industria turística? La Corporación y, especialmente, el Gobierno municipal, tienen en este asunto su más importante reto del que tendrán que dar cuenta.

Pero, a pesar de todo, me reafirmo en mi convicción de que el turismo es la única alternativa que tiene Baena para enfrentarse a la crisis y para generar cada vez más empleo a medida que el proyecto BaenaCultura avance.

—En estos momentos de crisis, hay muchos baenenses que consideran injustificadas grandes inversiones realizadas en proyectos como el castillo, Torreparedones, la Cueva del Yeso… ¿Qué tiene que decir al respecto?

—Estas inversiones son subvenciones finalistas conseguidas de Europa y del Ministerio de Fomento por un montante próximo a los 12 millones de euros antes de finalizar el anterior mandato, así como el citado nuevo programa Baniana II de 9,5 millones, también gestionados por la anterior Corporación.

Estos recursos, con la correspondiente aportación y gestión municipal, amén de otras subvenciones como las del Ministerio de Medio Ambiente en el río y otras de la Junta de Andalucía, deben permitir que pongamos en marcha, como ya he tenido la ocasión de explicar, una potente industria turística generadora de mucho empleo, tanto por las inversiones a corto plazo como por la explotación del modelo turístico.

Para ello es imprescindible acometer obras como la restauración del castillo (la mayor subvención que ha dado el Ministerio de Fomento en estos años), la recuperación de nuestro patrimonio arqueológico en Torreparedones, Molinillos e Iponuba que, lamentablemente, ha avanzado muy poco aun habiendo recursos. Sin ser exhaustivos, debemos recordar que la restauración de iglesias, la compra de la Cueva del Yeso y otros equipamientos ya finalizados han sido esenciales para el futuro. Haciendo las cosas bien y con el tiempo, los baenenses lo entenderán.

—¿Se está haciendo, a su juicio, una buena gestión del proyecto 'BaenaCultura'?

—No. BaenaCultura no es ni fotos, ni televisión, ni ruedas de prensa. Me remito nuevamente a mi artículo publicado en marzo en Baena Digital.

—Algunos vecinos creyeron entender en su artículo publicado en este mismo periódico que, quizás, estuviera preparando su regreso a la escena política. ¿Es así?

—Próximamente no me planteo regresar a la escena política.

—Echando la vista atrás sobre el período que gobernó Baena, ¿cambiaría algo de su forma de hacer política? ¿Se arrepiente de haber tomado alguna decisión?

—Tras 24 años en el Ayuntamiento, ocho como primer teniente de alcalde –compatibilizando este cargo con el de delegado del Gobierno y de Obras Públicas de la Junta de Andalucía- y 16 años de alcalde en los que, durante los últimos ocho, también fui senador, y siendo además secretario general del PSOE durante 22 años, no cabe duda de que he ejercido, posiblemente, más influencia sobre el Ayuntamiento y sobre Baena que ningún otro político contemporáneo.

Ello me ha llevado a tener que tomar muchas y difíciles decisiones y, por tanto, ello me ha llevado a cometer errores. El mayor de todos, renunciar al acta de concejal, porque aunque lo hice creyendo que era lo mejor para Baena, con desgarro emocional compruebo que no se ha cumplido ninguno de los objetivos que me propuse con esta difícil decisión.

Añadiría también que no supe consolidar equipos ni prever los acontecimientos, pues daba la mayoría absoluta como conseguida, tal y como pronosticaban todas las encuestas. Posiblemente, procuraría mostrar mayor proximidad humana, si bien es verdad que siempre me ha parecido que el populismo es algo indecente.

Pero debo reconocer que dediqué demasiado tiempo a la gestión y que estaba obsesionado con la transformación de Baena y con el empleo y el bienestar de la gente, de ahí que abriría más mi mente y mis emociones.

Sin embargo, y sin que suene a soberbia, el hilo conductor de mi actuación política no lo cambiaría, porque creo que han sido los años de mayor transformación en la historia de Baena, sin haberme dejado chantajear por ningún poder ni por ningún grupo de presión.

—Para terminar, nos gustaría conocer su opinión acerca de los movimientos sociales que surgen en toda España, y en concreto en Baena, como consecuencia de las actuaciones de la clase política ante determinados asuntos de interés general.

—Estos movimientos sociales están más que justificados, teniendo en cuenta la dramática situación que atravesamos, aunque mi impresión es que algunos de los referentes de estos movimientos están un tanto “domesticados” al servicio de intereses ajenos.

Pero es cierto que la clase política emergente se está profesionalizando, ya que muchos de ellos y ellas no tienen retorno laboral y necesitan la política para vivir y, por tanto, todo lo supeditan a estos intereses personales. Eso cuando no hay actuaciones que a todos nos abochornan, como desgraciadamente conocemos por los medios de comunicación, que dan cuenta de los numerosos casos de corrupción.

—¿Están sabiendo los políticos atender las demandas de los ciudadanos?

—Pienso que la clase política actual no está a la altura de las dramáticas circunstancias que vive el país en general y, centrándome en Baena, tengo la misma opinión. No parece que sean conscientes de que las ambiciones personales y la lucha partidaria no puede tener cabida cuando la gente en número cada vez mayor sufre situaciones de sangrante marginalidad y abandono. Yo soy de los que creen que siempre se puede y se debe hacer más desde los poderes públicos por aquellos que más necesidades tienen.

JESÚS CRUZ ÁLVAREZ / REDACCIÓN

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