El gato. Ese felino que todos conocemos y que muchos tenemos en nuestras casas. Compañero en la soledad de muchas personas. Un animal aventurero, ágil e inteligente. Adorado por muchas culturas en la antigüedad, como es el caso de la egipcia. Actualmente podemos destacar la gran deuda y consideración que tienen los japoneses por este animal que, por supuesto, vemos reflejada en sus mangas y animes.
Para comprender mejor la visión que tiene la cultura nipona sobre los gatos, hablaremos en primer lugar de uno de sus mininos más conocidos, el Maneki-neko o gato de la suerte. El nombre está formado por la palabra maneki del verbo maneku, que en japonés significa “invitar a pasar” y neko que significa “gato”.
El Maneki-neko es el “gato que invita a pasar” o que da la bienvenida. Este es un elemento habitual que se puede encontrar en las diversas tiendas y establecimientos japoneses. Principalmente, los dueños utilizan esta figura para atraer clientes y visitas.
Todos lo habremos visto alguna vez. El Maneki-neko es un gato rechoncho con una pata levantada, estática o en movimiento y que, sostiene con la otra, una antigua moneda japonesa. La pata derecha levantada significa dinero y prosperidad, mientras que la izquierda levantada simboliza visitas. Además, suele llevar un cascabel al cuello que, se dice, ahuyenta los malos espíritus.
Este gato y su simbología surgen de diversas leyendas japonesas. Explicaremos una de ellas. Durante el siglo XVII, había un templo destartalado y allí vivían un sacerdote muy pobre y su gato, llamado Tama. Un día, un hombre muy rico e importante se vio sorprendido por una fuerte tormenta en medio del bosque y se fue a refugiar bajo un árbol cercano al templo.
Desde allí vio cómo al gato Tama le hacía señas para que entrara al santuario. Debido a la rareza de esa llamada, el hombre le hizo caso y entró. En ese momento, cayó un rayo en el árbol bajo el cual hacía unos momentos estaba resguardado.
Debido a ello, el hombre rico se hizo amigo del sacerdote y apadrinó el templo, de manera que prosperó. El sacerdote y su gato nunca volvieron a pasar hambre. Tras la muerte del gato Tama, le dieron sepultura en el cementerio de los gatos y se creó en su honor el Maneki-neko.
También podemos ver reflejado en los mangas y animes el gran cariño que la cultura japonesa siente por los gatos. En muchas ocasiones vemos que los gatos son protagonistas de sus propias historias, como es el caso de Doraemon. Este felino azul, sin orejas, es uno de los personajes más conocidos y queridos de Japón.
Su manga fue creado entre 1969 y 1970 por los autores Fujimoto Hiroshi y Motoo Abiko con el pseudónimo de Fujiko F. Fujio. Si observamos detenidamente al personaje, en su forma está inspirado en el Maneki-neko. Por otra parte, en las series, el gato puede estar presente como compañía del protagonista, como por ejemplo, en Sailor Moon donde la gata Luna es la mascota de Serena Tsukino.
También es común encontrarnos en los manga/anime que el propio humano se transforma en gato o, incluso, que el gato se convierte en humano. A veces, estas transformaciones no son completas y dejan motivos “gatunos”. Se conserva la forma humana pero con cola, orejas o patas de gato. Normalmente, esto suele asociarse con las protagonistas femeninas, que consiguen con ello un toque “adorable”.
Ejemplos de ello son los animes Omamori Himari (donde una gata blanca llamada Himari que se convierte en humana) o, el caso contrario, en Bakemonogatari, en el que una chica humana, Tsubasa Hanekawa, se transforma en gata. En ambas series las jóvenes conservan los rasgos gatunos comentados.
Por otra parte, como toque anecdótico, no solo en los animes/manga está de moda lo “gatuno”. Las jóvenes japonesas son muy proclives a usar complementos como orejas de gato o cola. Tanta es la fama de estos elementos, que se han inventado unas orejas robóticas inteligentes, que se mueven según las emociones del portador.
Además de esto, para las personas que quieran gatos como mascotas y no puedan tenerlos, en Japón se han creado los denominados Neko-Cafés. Estas son cafeterías en las se “alquilan” mininos por horas para acariciarlos y pasar el rato jugando con ellos.
En resumen, el gato es un animal que tiene una especial relevancia en Japón, tanto que es un elemento que aparece reflejado en todo lo relacionado con su cultura, sobre todo en el manga y anime. Sin duda, para la persona a la que le gusten los gatos, el país nipón es un lugar de lo más interesante.
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El Maneki-neko es el “gato que invita a pasar” o que da la bienvenida. Este es un elemento habitual que se puede encontrar en las diversas tiendas y establecimientos japoneses. Principalmente, los dueños utilizan esta figura para atraer clientes y visitas.
Todos lo habremos visto alguna vez. El Maneki-neko es un gato rechoncho con una pata levantada, estática o en movimiento y que, sostiene con la otra, una antigua moneda japonesa. La pata derecha levantada significa dinero y prosperidad, mientras que la izquierda levantada simboliza visitas. Además, suele llevar un cascabel al cuello que, se dice, ahuyenta los malos espíritus.
Este gato y su simbología surgen de diversas leyendas japonesas. Explicaremos una de ellas. Durante el siglo XVII, había un templo destartalado y allí vivían un sacerdote muy pobre y su gato, llamado Tama. Un día, un hombre muy rico e importante se vio sorprendido por una fuerte tormenta en medio del bosque y se fue a refugiar bajo un árbol cercano al templo.
Desde allí vio cómo al gato Tama le hacía señas para que entrara al santuario. Debido a la rareza de esa llamada, el hombre le hizo caso y entró. En ese momento, cayó un rayo en el árbol bajo el cual hacía unos momentos estaba resguardado.
Debido a ello, el hombre rico se hizo amigo del sacerdote y apadrinó el templo, de manera que prosperó. El sacerdote y su gato nunca volvieron a pasar hambre. Tras la muerte del gato Tama, le dieron sepultura en el cementerio de los gatos y se creó en su honor el Maneki-neko.
También podemos ver reflejado en los mangas y animes el gran cariño que la cultura japonesa siente por los gatos. En muchas ocasiones vemos que los gatos son protagonistas de sus propias historias, como es el caso de Doraemon. Este felino azul, sin orejas, es uno de los personajes más conocidos y queridos de Japón.
Su manga fue creado entre 1969 y 1970 por los autores Fujimoto Hiroshi y Motoo Abiko con el pseudónimo de Fujiko F. Fujio. Si observamos detenidamente al personaje, en su forma está inspirado en el Maneki-neko. Por otra parte, en las series, el gato puede estar presente como compañía del protagonista, como por ejemplo, en Sailor Moon donde la gata Luna es la mascota de Serena Tsukino.
También es común encontrarnos en los manga/anime que el propio humano se transforma en gato o, incluso, que el gato se convierte en humano. A veces, estas transformaciones no son completas y dejan motivos “gatunos”. Se conserva la forma humana pero con cola, orejas o patas de gato. Normalmente, esto suele asociarse con las protagonistas femeninas, que consiguen con ello un toque “adorable”.
Ejemplos de ello son los animes Omamori Himari (donde una gata blanca llamada Himari que se convierte en humana) o, el caso contrario, en Bakemonogatari, en el que una chica humana, Tsubasa Hanekawa, se transforma en gata. En ambas series las jóvenes conservan los rasgos gatunos comentados.
Por otra parte, como toque anecdótico, no solo en los animes/manga está de moda lo “gatuno”. Las jóvenes japonesas son muy proclives a usar complementos como orejas de gato o cola. Tanta es la fama de estos elementos, que se han inventado unas orejas robóticas inteligentes, que se mueven según las emociones del portador.
Además de esto, para las personas que quieran gatos como mascotas y no puedan tenerlos, en Japón se han creado los denominados Neko-Cafés. Estas son cafeterías en las se “alquilan” mininos por horas para acariciarlos y pasar el rato jugando con ellos.
En resumen, el gato es un animal que tiene una especial relevancia en Japón, tanto que es un elemento que aparece reflejado en todo lo relacionado con su cultura, sobre todo en el manga y anime. Sin duda, para la persona a la que le gusten los gatos, el país nipón es un lugar de lo más interesante.
SARA B. PATRÓN / REDACCIÓN