En base a la situación en la que nos encontramos, podríamos hablar, ahora ya sí, del ocaso de la generación actual de consolas. Nintendo relevó a su moribunda sobremesa gracias al apoyo de la insuficiente Wii U hace algo menos de un año. Microsoft prepara el lanzamiento de Xbox One de cara al próximo 22 de noviembre, mientras que Sony trabaja para lanzar Playstation 4 en el mismo mes.
Esta vez no será la última compañía que pone a la venta su hardware, en comparación con la situación de PS3. De este modo, es viable comentar cuáles son los géneros ganadores y cuáles perdedores de esta hornada, aquellos tipos de juegos que más han abundado en los catálogos de todas las consolas.
Decir otra cosa sería mentir o querer engañarse a uno mismo: los shooters –juegos de disparos con armas de fuego, ya sea con cámara en primera o tercera persona- se proclaman los claros vencedores de esta pugna. Son demasiados los títulos con esta dinámica tales como Spec Ops: The Line, si no de forma pura, mezclada con otras como rol (Bioshock) aventura (Red Dead Redemption) o terror (Resident Evil 6). Siempre en detrimento de la segunda, por supuesto.
En cuanto a la clasificación de vencidos, al margen del RPG –rol playing game o juego de combate por turnos- oriental, cuyas únicas entregas plenamente loables han sido Ni No Kuni y Tales of Xillia, la otra clase de juegos que ha caído en el ostracismo ha sido la de las plataformas.
Este hecho supone una auténtica lástima, porque de no ser por ellos, probablemente no existirían los videojuegos en nuestros tiempos. O al menos no tal y como los conocemos. El género de plataformas es aquel en el que un personaje, generalmente un animal antropomórfico, siempre de carácter afable y dicharachero, tiene que saltar de un lado a otro para superar los enemigos y obstáculos que se le aparece. A su vez, debe recopilar algún tipo de objeto o ítem que le proporciona un poder añadido, una vida extra si recoge un total de cien ejemplares de esa cosa, o meramente puntos acumulables que se guardarán en un registro.
El paradigma de los plataformas es, de lejos además, Super Mario Bros. No se trata como pueden ver de un tipo de juegos baladí, casi se podría decir que hablamos de “el” tipo de juegos. Nintendo impulsó sus ventas hasta la Estratosfera con la creación del cartucho antes citado, el segundo más vendido de la Historia de los videojuegos. De igual modo, a inicios y mediados de los noventa tuvo lugar la edad dorada de los plataformas, con referentes de esta categorización tan relevantes como Aladdín, El Rey León o Abbe´s Odyssey. Lejos queda ya, aproximadamente en la etapa de Nintendo 64 y Playstation, esa época de las compañías y sus grandes beneficios obtenidos gracias a los brincos y peculiares saltimbanquis que ofrecían estos juegos. O tal vez no.
Cuando los amantes de los botes –que no votos, esos son ya una quimera- lo daban todo por perdido, una pequeña llama, una escuálida vela se encendió. Luego otra, y otra más. Estamos ahora mismo ante un muerto muy vivo.
No vamos a hablar de los manidos New Super Mario Bros. a los que la palabra “nuevo” se le queda bastante grande. Tampoco del undécimo intento de SEGA por hacer alguna vez algo útil con su azulada mascota Sonic el erizo, o de vagos intentos como Little Big Planet o Sly Cooper: Ladrones en el Tiempo, entre otras cosas porque hablamos de renacimientos con éxito y calidad.
Hemos de centrar nuestras miradas en viejas glorias, puestas al día gracias a una revisión en alta definición. Por un lado tenemos a Scrooge Mc Pato – más conocido en la tierra del toro de Osborne como ‘Tío Gilito’- o Mickey Mouse, mascotas de la otrora fábrica de sueños Disney. Sendos personajes tuvieron una entrega para consolas de 16 bits, Ducktales para el avaro pato y Castle of Illusion para el alegre ratón, y gracias a la reconversión para las plataformas actuales volverán a ser disfrutables para los que no pudieran hacerse con una copia en su día.
Aun con todo, la pequeña revolución de los plataformas no viene con esos dos (magníficos) ejemplares. Más bien procede de nuevos títulos de personajes de renombre…o de otros que se acaban de ganar un hueco en el corazón de muchos.
No podíamos hablar de saltos y gamberradas actuales y pasar por alto al “desmembrado” Rayman y sus amigos. El último título de Ubisoft trajo consigo mucha polémica tras su inmerecido retraso. Pese a todo, Rayman Legends rezuma calidad por los cuatro costados: diseños coloridos y con un agradable aire francés, así como fases con saltos a compás de la melodía de fondo son algunas pinceladas de lo que este disco puede ofrecer.
De personajes con partes del cuerpo perdidas va la cosa, pues nos centramos en Puppeteer. Este peculiar juego para PS3 nos sitúa en un curioso escenario de marionetas, donde un malvado tirano, el oso de peluche gigante Oso Luna quiere acabar con todos los niños. Kutaro, nuestro decapitado protagonista, deberá hacerse con todo tipo de cabezas con diversas habilidades y la mágica tijera Cálibrus para superar los pequeños puzzles y abismos que el juego propone.
¿Acabará bien esta obra? En último lugar, aterrizará en noviembre un juego que insuflará algo de sangre a la “PS Mors”. Hablamos de Tearaway, un peculiar y precioso juego, con estética de papel y cartulina, donde un gracioso personaje con cara de sobre llamado Iota, deberá entregar un mensaje a su destino a través del uso del micrófono, la pantalla táctil y el panel trasero de la portátil de Sony.
Todos dábamos por difunto a este género. Cuando estábamos llorando su muerte, el difunto renace gracias a títulos de una calidad tan inusitada que nos hace pensar por qué no han llegado más juegos como estos en otros tiempos, a la vez de esperar que estos lanzamientos se repitan en las consolas futuras. Ha habido que esperar algo más de seis años, pero por fin las plataformas vuelven a apuntar a lo más alto. Gilito, Kutaro y a todos en general…Gracias.
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Esta vez no será la última compañía que pone a la venta su hardware, en comparación con la situación de PS3. De este modo, es viable comentar cuáles son los géneros ganadores y cuáles perdedores de esta hornada, aquellos tipos de juegos que más han abundado en los catálogos de todas las consolas.
Decir otra cosa sería mentir o querer engañarse a uno mismo: los shooters –juegos de disparos con armas de fuego, ya sea con cámara en primera o tercera persona- se proclaman los claros vencedores de esta pugna. Son demasiados los títulos con esta dinámica tales como Spec Ops: The Line, si no de forma pura, mezclada con otras como rol (Bioshock) aventura (Red Dead Redemption) o terror (Resident Evil 6). Siempre en detrimento de la segunda, por supuesto.
En cuanto a la clasificación de vencidos, al margen del RPG –rol playing game o juego de combate por turnos- oriental, cuyas únicas entregas plenamente loables han sido Ni No Kuni y Tales of Xillia, la otra clase de juegos que ha caído en el ostracismo ha sido la de las plataformas.
Este hecho supone una auténtica lástima, porque de no ser por ellos, probablemente no existirían los videojuegos en nuestros tiempos. O al menos no tal y como los conocemos. El género de plataformas es aquel en el que un personaje, generalmente un animal antropomórfico, siempre de carácter afable y dicharachero, tiene que saltar de un lado a otro para superar los enemigos y obstáculos que se le aparece. A su vez, debe recopilar algún tipo de objeto o ítem que le proporciona un poder añadido, una vida extra si recoge un total de cien ejemplares de esa cosa, o meramente puntos acumulables que se guardarán en un registro.
El paradigma de los plataformas es, de lejos además, Super Mario Bros. No se trata como pueden ver de un tipo de juegos baladí, casi se podría decir que hablamos de “el” tipo de juegos. Nintendo impulsó sus ventas hasta la Estratosfera con la creación del cartucho antes citado, el segundo más vendido de la Historia de los videojuegos. De igual modo, a inicios y mediados de los noventa tuvo lugar la edad dorada de los plataformas, con referentes de esta categorización tan relevantes como Aladdín, El Rey León o Abbe´s Odyssey. Lejos queda ya, aproximadamente en la etapa de Nintendo 64 y Playstation, esa época de las compañías y sus grandes beneficios obtenidos gracias a los brincos y peculiares saltimbanquis que ofrecían estos juegos. O tal vez no.
Cuando los amantes de los botes –que no votos, esos son ya una quimera- lo daban todo por perdido, una pequeña llama, una escuálida vela se encendió. Luego otra, y otra más. Estamos ahora mismo ante un muerto muy vivo.
No vamos a hablar de los manidos New Super Mario Bros. a los que la palabra “nuevo” se le queda bastante grande. Tampoco del undécimo intento de SEGA por hacer alguna vez algo útil con su azulada mascota Sonic el erizo, o de vagos intentos como Little Big Planet o Sly Cooper: Ladrones en el Tiempo, entre otras cosas porque hablamos de renacimientos con éxito y calidad.
Hemos de centrar nuestras miradas en viejas glorias, puestas al día gracias a una revisión en alta definición. Por un lado tenemos a Scrooge Mc Pato – más conocido en la tierra del toro de Osborne como ‘Tío Gilito’- o Mickey Mouse, mascotas de la otrora fábrica de sueños Disney. Sendos personajes tuvieron una entrega para consolas de 16 bits, Ducktales para el avaro pato y Castle of Illusion para el alegre ratón, y gracias a la reconversión para las plataformas actuales volverán a ser disfrutables para los que no pudieran hacerse con una copia en su día.
Aun con todo, la pequeña revolución de los plataformas no viene con esos dos (magníficos) ejemplares. Más bien procede de nuevos títulos de personajes de renombre…o de otros que se acaban de ganar un hueco en el corazón de muchos.
No podíamos hablar de saltos y gamberradas actuales y pasar por alto al “desmembrado” Rayman y sus amigos. El último título de Ubisoft trajo consigo mucha polémica tras su inmerecido retraso. Pese a todo, Rayman Legends rezuma calidad por los cuatro costados: diseños coloridos y con un agradable aire francés, así como fases con saltos a compás de la melodía de fondo son algunas pinceladas de lo que este disco puede ofrecer.
De personajes con partes del cuerpo perdidas va la cosa, pues nos centramos en Puppeteer. Este peculiar juego para PS3 nos sitúa en un curioso escenario de marionetas, donde un malvado tirano, el oso de peluche gigante Oso Luna quiere acabar con todos los niños. Kutaro, nuestro decapitado protagonista, deberá hacerse con todo tipo de cabezas con diversas habilidades y la mágica tijera Cálibrus para superar los pequeños puzzles y abismos que el juego propone.
¿Acabará bien esta obra? En último lugar, aterrizará en noviembre un juego que insuflará algo de sangre a la “PS Mors”. Hablamos de Tearaway, un peculiar y precioso juego, con estética de papel y cartulina, donde un gracioso personaje con cara de sobre llamado Iota, deberá entregar un mensaje a su destino a través del uso del micrófono, la pantalla táctil y el panel trasero de la portátil de Sony.
Todos dábamos por difunto a este género. Cuando estábamos llorando su muerte, el difunto renace gracias a títulos de una calidad tan inusitada que nos hace pensar por qué no han llegado más juegos como estos en otros tiempos, a la vez de esperar que estos lanzamientos se repitan en las consolas futuras. Ha habido que esperar algo más de seis años, pero por fin las plataformas vuelven a apuntar a lo más alto. Gilito, Kutaro y a todos en general…Gracias.
SALVADOR BELIZÓN