Algo después de la media noche del sábado más de medio centenar de baenenses se daban cita en las inmediaciones de la Academia Alábora para emprender la novena edición de senderismo nocturno Subida a Torreparedones, una actividad organizada por Ecologistas en Acción. Después de un recorrido superior a los 21 kilómetros, los marchantes llegaron al yacimiento a las 5.30 de la mañana.
Como estaba previsto, tras unos primeros tramos de subidas y bajadas la primera parada de avituallamiento tuvo lugar en el Puente Piedra, algo antes del ecuador del recorrido. Bajo el amparo de la luna llena, el ritmo del grupo era rápido en la primera mitad de la ruta, cercano a los cinco kilómetros por hora.
Una vez repuestas las fuerzas y reemprendida la marcha, la intensidad bajó algo por una pronunciada subida, la que lleva hasta el paraje de la Cuesta de la Roa. Después de un terreno de descanso, los 52 senderistas cruzaron el cordel de Castro a Porcuna para encarar los últimos cinco kilómetros del camino que da acceso al yacimiento.
Con algunos signos de agotamiento, a eso de las 5.30 de la mañana llegaba la expedición al pie del parque arqueológico. El regreso en autobús fue hora y media después, ya sin rastro de la luna y con el astro sol asomando por las llanuras de la campiña.
Como estaba previsto, tras unos primeros tramos de subidas y bajadas la primera parada de avituallamiento tuvo lugar en el Puente Piedra, algo antes del ecuador del recorrido. Bajo el amparo de la luna llena, el ritmo del grupo era rápido en la primera mitad de la ruta, cercano a los cinco kilómetros por hora.
Una vez repuestas las fuerzas y reemprendida la marcha, la intensidad bajó algo por una pronunciada subida, la que lleva hasta el paraje de la Cuesta de la Roa. Después de un terreno de descanso, los 52 senderistas cruzaron el cordel de Castro a Porcuna para encarar los últimos cinco kilómetros del camino que da acceso al yacimiento.
Con algunos signos de agotamiento, a eso de las 5.30 de la mañana llegaba la expedición al pie del parque arqueológico. El regreso en autobús fue hora y media después, ya sin rastro de la luna y con el astro sol asomando por las llanuras de la campiña.
REDACCIÓN / BAENA DIGITAL
