La semana pasada tuvo lugar el Mangafest de Sevilla. Mucho se ha hablado sobre el evento y desafortunadamente no ha sido para bien. Rumores y bulos se esparcieron por la red. ¿Qué ocurrió exactamente? ¿Hubo algún tipo de negligencia? Es difícil saber con seguridad todo lo ocurrido hasta que la Policía realice la investigación pertinente. Por lo pronto, me gustaría expresar mi visión sobre los hechos y reflexionar sobre el asunto, tras hablar con algunos implicados y analizar mis propias vivencias.
Los días 21, 22 y 23 de noviembre se celebraba el III Mangafest de la capital hispalense en el Palacio de Congreso de Sevilla (FIBES). Tras un viernes tranquilo, en el que ya se notó más afluencia de lo usual, llegó el sábado.
Grandes colas, que daban la vuelta al recito, se formaban desde por la mañana temprano según los asistentes. Gente con entradas compradas de manera anticipada y otros que estaban comprándolas en taquilla esperaban para poder acceder al lugar.
En este punto fue donde comenzó el problema. Los encargados en taquilla, viendo la gran multitud que esperaba fuera, quisieron ser precavidos. Dejaron de vender entradas antes de que se sobrepasara el aforo.
Según un comunicado expuesto por el propio Mangafest en Facebook: “El equipo de Mangafest decidió cerrar la venta de entradas en taquilla tras comprobar que el aforo disponible en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla (FIBES) estaba completo”.
No sabemos hasta qué punto es cierto que se vendieran más entradas de la cuenta. De hecho, la Policía lo descartó en un comunicado. Tras el cierre de taquilla, según cuentan los voluntarios del Mangafest, la gente comenzó a aglutinarse en las entradas y salidas del recinto.
Como es comprensible, los asistentes estaban enfadados por llevar esperando tanto tiempo y quedarse sin sus entradas. Al parecer, un grupo de incívicos comenzó con los empujones, gritos y abucheos, que recayeron sobre los voluntarios. Ello dio lugar a agobios y a bullas que taponaron las entradas del recinto.
Los voluntarios, viéndose superados por la situación, decidieron dar parte a la organización, que avisó a la Policía. Hubo gran confusión entre unos que querían entrar y otros salir, a base de empujones.
La Policía no tuvo más remedio que cortar el paso y restringir la entrada para que el asunto no llegara a mayores. Por desgracia, esto provocó que mucha gente se quedara en la calle aunque tuviera su entrada. Los que salieron antes del incidente no pudieran volver al recinto aunque tuvieran sus cosas dentro de él.
En este punto me gustaría recalcar la mala gestión a la hora de dejar delante de una masa enfurecida unas manos inexpertas, como fueron estos voluntarios. Era normal que no supieran cómo manejar la situación.
¿Qué podemos sacar en claro de todo esto? En el III Mangafest hubo una serie de fallos tanto por parte de la organización, como por los propios asistentes, que desencadenaron la situación que se vivió.
En primer lugar, se puede destacar la poca previsión por parte de los organizadores. Desde luego, en los años anteriores no hubo tantos asistentes, pero es un evento que ha ido ganando fama debido a su buen hacer. Además, se celebra en Sevilla, capital de Andalucía, una de las comunidades autónomas más conocidas por su turismo. Ciudad que tiene buenos enlaces de trenes, autobuses y aviones.
En segundo lugar, podemos mencionar la mala organización de este año que dejó a los voluntarios a su suerte mientras estaban siendo increpados por una multitud enfadada, según varias fuentes. La única medida que se tomó en el momento por parte de la organización fue un breve comunicado vía Twitter que decía: “Por motivos de seguridad, cerramos el aforo temporalmente. Avisaremos cuando vuelvan a estar disponibles las entradas”.
En tercer lugar, en su página vemos otro fallo importante. Hay varios tipos de entradas y una que sirve para cualquier día, indistintamente. Eso es un error. Al no estar especificado el día, es muy complicado calcular cuándo asistirá la persona y por lo tanto, cuánto se llenará ese día el recinto. Deberían haberse restringido las entradas vía internet y haber hecho un mejor control de ellas.
Para evitar este tipo de situaciones, sería interesante que, para años venideros, se plantearan ampliar la zona del Mangafest en Fibes. Estos tres años apenas se utilizó una cuarta parte de todo el edificio. Aunque viendo los recortes en el Mangafest de esta edición, a pesar de su precio de entrada elevado, no lo creo probable.
Por otro lado, igual que los organizadores del Mangafest cometieron sus errores, no es de recibo lo que se vivió en el sitio por culpa de un grupo de personas incívicas. Debido a ellas, muchos asistentes se vieron afectados y no pudieron entrar aunque tuvieran sus entradas en la mano.
Recordemos que si se limita la entrada o se toma la medida de no vender más en taquilla, es por el bien de los visitantes. Y guste o no, se deben acatar las normas y nunca llegar a la violencia ni al insulto.
A la vez que se critican los errores organizativos, también me gustaría destacar la reacción rápida del Mangafest ante la crisis. Cortar rápidamente el riego de entradas viendo un posible problema fue un acierto.
Por otra parte, el hecho de realizar los comunicados, las disculpas y devoluciones de entradas sin demora, también estuvo acertado. Destacaré también que a la gente que no pudo entrar el sábado se le dio la oportunidad de acudir el domingo con su entrada del día anterior.
Por otra parte, hay personas que el viaje desde muy lejos apenas les compensó por los grandes gastos de traslado y alojamiento. Por ello, podemos decir que, a pesar del esfuerzo, se podía haber hecho más y mejor.
El III Mangafest podría haber sido un gran evento, pero se ha visto afectado por toda esta serie de fallos y problemas. Hasta que la Policía no haga la investigación, no conoceremos las cifras exactas ni los datos correctos. Pero, de momento, esperemos que toda esta situación haya servido de lección para años venideros.
Los días 21, 22 y 23 de noviembre se celebraba el III Mangafest de la capital hispalense en el Palacio de Congreso de Sevilla (FIBES). Tras un viernes tranquilo, en el que ya se notó más afluencia de lo usual, llegó el sábado.
Grandes colas, que daban la vuelta al recito, se formaban desde por la mañana temprano según los asistentes. Gente con entradas compradas de manera anticipada y otros que estaban comprándolas en taquilla esperaban para poder acceder al lugar.
En este punto fue donde comenzó el problema. Los encargados en taquilla, viendo la gran multitud que esperaba fuera, quisieron ser precavidos. Dejaron de vender entradas antes de que se sobrepasara el aforo.
Según un comunicado expuesto por el propio Mangafest en Facebook: “El equipo de Mangafest decidió cerrar la venta de entradas en taquilla tras comprobar que el aforo disponible en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla (FIBES) estaba completo”.
No sabemos hasta qué punto es cierto que se vendieran más entradas de la cuenta. De hecho, la Policía lo descartó en un comunicado. Tras el cierre de taquilla, según cuentan los voluntarios del Mangafest, la gente comenzó a aglutinarse en las entradas y salidas del recinto.
Como es comprensible, los asistentes estaban enfadados por llevar esperando tanto tiempo y quedarse sin sus entradas. Al parecer, un grupo de incívicos comenzó con los empujones, gritos y abucheos, que recayeron sobre los voluntarios. Ello dio lugar a agobios y a bullas que taponaron las entradas del recinto.
Los voluntarios, viéndose superados por la situación, decidieron dar parte a la organización, que avisó a la Policía. Hubo gran confusión entre unos que querían entrar y otros salir, a base de empujones.
La Policía no tuvo más remedio que cortar el paso y restringir la entrada para que el asunto no llegara a mayores. Por desgracia, esto provocó que mucha gente se quedara en la calle aunque tuviera su entrada. Los que salieron antes del incidente no pudieran volver al recinto aunque tuvieran sus cosas dentro de él.
En este punto me gustaría recalcar la mala gestión a la hora de dejar delante de una masa enfurecida unas manos inexpertas, como fueron estos voluntarios. Era normal que no supieran cómo manejar la situación.
¿Qué podemos sacar en claro de todo esto? En el III Mangafest hubo una serie de fallos tanto por parte de la organización, como por los propios asistentes, que desencadenaron la situación que se vivió.
En primer lugar, se puede destacar la poca previsión por parte de los organizadores. Desde luego, en los años anteriores no hubo tantos asistentes, pero es un evento que ha ido ganando fama debido a su buen hacer. Además, se celebra en Sevilla, capital de Andalucía, una de las comunidades autónomas más conocidas por su turismo. Ciudad que tiene buenos enlaces de trenes, autobuses y aviones.
En segundo lugar, podemos mencionar la mala organización de este año que dejó a los voluntarios a su suerte mientras estaban siendo increpados por una multitud enfadada, según varias fuentes. La única medida que se tomó en el momento por parte de la organización fue un breve comunicado vía Twitter que decía: “Por motivos de seguridad, cerramos el aforo temporalmente. Avisaremos cuando vuelvan a estar disponibles las entradas”.
En tercer lugar, en su página vemos otro fallo importante. Hay varios tipos de entradas y una que sirve para cualquier día, indistintamente. Eso es un error. Al no estar especificado el día, es muy complicado calcular cuándo asistirá la persona y por lo tanto, cuánto se llenará ese día el recinto. Deberían haberse restringido las entradas vía internet y haber hecho un mejor control de ellas.
Para evitar este tipo de situaciones, sería interesante que, para años venideros, se plantearan ampliar la zona del Mangafest en Fibes. Estos tres años apenas se utilizó una cuarta parte de todo el edificio. Aunque viendo los recortes en el Mangafest de esta edición, a pesar de su precio de entrada elevado, no lo creo probable.
Por otro lado, igual que los organizadores del Mangafest cometieron sus errores, no es de recibo lo que se vivió en el sitio por culpa de un grupo de personas incívicas. Debido a ellas, muchos asistentes se vieron afectados y no pudieron entrar aunque tuvieran sus entradas en la mano.
Recordemos que si se limita la entrada o se toma la medida de no vender más en taquilla, es por el bien de los visitantes. Y guste o no, se deben acatar las normas y nunca llegar a la violencia ni al insulto.
A la vez que se critican los errores organizativos, también me gustaría destacar la reacción rápida del Mangafest ante la crisis. Cortar rápidamente el riego de entradas viendo un posible problema fue un acierto.
Por otra parte, el hecho de realizar los comunicados, las disculpas y devoluciones de entradas sin demora, también estuvo acertado. Destacaré también que a la gente que no pudo entrar el sábado se le dio la oportunidad de acudir el domingo con su entrada del día anterior.
Por otra parte, hay personas que el viaje desde muy lejos apenas les compensó por los grandes gastos de traslado y alojamiento. Por ello, podemos decir que, a pesar del esfuerzo, se podía haber hecho más y mejor.
El III Mangafest podría haber sido un gran evento, pero se ha visto afectado por toda esta serie de fallos y problemas. Hasta que la Policía no haga la investigación, no conoceremos las cifras exactas ni los datos correctos. Pero, de momento, esperemos que toda esta situación haya servido de lección para años venideros.
SARA B. PATRÓN / REDACCIÓN