Escribo esto como catarsis. No he tenido suerte en la vida. He recibido una “mala educación”. Mis padres se equivocaron en la forma y en el fondo. Este hecho ha traído consecuencias nefastas en mi vida: sufrimiento y dolor. Ellos, personas sencillas de un pueblo de Córdoba, creyeron que me hacían un bien, pero no lo han conseguido.
Me enseñaron desde pequeña a ser respetuosa, a ser educada, a pensar en los demás, a ser cumplidora. Me enseñaron valores como la justicia, la honestidad, la lealtad, la solidaridad y la empatía.
El problema ya venía de antes porque mis abuelos eran personas rectas y respetadas, que inculcaron en sus hijos los mismos valores. ¿Cuál es el problema? Que me dejaron indefensa para vivir en una sociedad como la actual. Esa del "todo vale" y "sálvese quien pueda".
Sufro cuando veo en las noticias a seres que han robado dinero público para gastárselo en cualquier cosa superficial y no les pasa nada. Sufro cuando veo cómo una señora estira y estira la pensión para llegar a final de mes y pagar las deudas de su hija.
Sufro cuando un dirigente político nos mira a los ojos y nos miente; cuando no tienen vergüenza, ni piden perdón. Sufro cuando hay gente que exige y no predica con el ejemplo.
Y a mí no me gusta sufrir, pero no soy capaz de pasar. Las injusticias oprimen mi estómago; los mediocres trepadores me producen vómitos; los adoradores del dinero propio o ajeno me retuercen los intestinos.
La deshumanización actual me enferma. ¿Para qué tener tantos bienes si nos somos felices? ¿Para qué robar para tener un yate si vas a enfermar y morirte? ¿Para qué machacar a otros seres humanos si estamos de paso?
Ya sé lo que está pensando. Sí, lo sé, soy una ilusa, soy demasiado inocente. Pero qué voy le a hacer si he tenido una “mala educación”.
Me enseñaron desde pequeña a ser respetuosa, a ser educada, a pensar en los demás, a ser cumplidora. Me enseñaron valores como la justicia, la honestidad, la lealtad, la solidaridad y la empatía.
El problema ya venía de antes porque mis abuelos eran personas rectas y respetadas, que inculcaron en sus hijos los mismos valores. ¿Cuál es el problema? Que me dejaron indefensa para vivir en una sociedad como la actual. Esa del "todo vale" y "sálvese quien pueda".
Sufro cuando veo en las noticias a seres que han robado dinero público para gastárselo en cualquier cosa superficial y no les pasa nada. Sufro cuando veo cómo una señora estira y estira la pensión para llegar a final de mes y pagar las deudas de su hija.
Sufro cuando un dirigente político nos mira a los ojos y nos miente; cuando no tienen vergüenza, ni piden perdón. Sufro cuando hay gente que exige y no predica con el ejemplo.
Y a mí no me gusta sufrir, pero no soy capaz de pasar. Las injusticias oprimen mi estómago; los mediocres trepadores me producen vómitos; los adoradores del dinero propio o ajeno me retuercen los intestinos.
La deshumanización actual me enferma. ¿Para qué tener tantos bienes si nos somos felices? ¿Para qué robar para tener un yate si vas a enfermar y morirte? ¿Para qué machacar a otros seres humanos si estamos de paso?
Ya sé lo que está pensando. Sí, lo sé, soy una ilusa, soy demasiado inocente. Pero qué voy le a hacer si he tenido una “mala educación”.
MARÍA JESÚS SÁNCHEZ A.