La inmensa aportación a la teoría política de los neopensadores españoles ha quedado resumida en su nueva formulación de la división del mundo que entierra de manera definitiva caducos conceptos y entierra definitivamente formulaciones tan arcaicas como la lucha de clases. La sociedad, el universo, las gentes, las masas y los individuos se dividen a partir de ahora en pijos o majos. Aquello de otro de burguesía, proletariado, capitalismo, comunismo, idealismo, materialismo, liberalismo, estatalismo... es ya pura chatarra, hombre.
Tan brillante y transformador descubrimiento filosófico del pensamiento Podemita, que se disputan el Mesías Pablo Iglesias y el ángel Negro, Monedero, un poco a la greña por el control del Paraíso y las calderas, será a partir de este momento de obligado estudio en la facultad de Políticas donde imparten su sabiduría estos eximios maestros, revisando y sustituyendo casi por completo la asignatura Historia de las Ideas y de las Formas Políticas así como las diversas y obsoletas doctrinas de interpretación de la historia, bien sea por los materialistas economicistas marxistas, de los que sin embargo, en su versión gramcsiana, se consideran herederos, o por los idealista hegelianos y ya no digamos los liberales, que como todo el mundo sabe, han sido arrumbados en toda la galaxia.
Pijos o majos, en tan simple disyuntiva se encierra todo el saber humano; esa es la clave existencial de pensamiento y doctrina que viene a iluminar al mundo. Lo demás es accesorio, superfluo, prescindible. Hasta exterminable, si me apuran. Y por supuesto, los majos son los buenos, claro. Y son ellos, por supuesto. Ellos alcanzaran los cielos. El único destino de los pijos, por el contrario, es ser arrojados a las tinieblas exteriores. Por eso mismo, por pijos.
Aplicándolo a la realidad concreta española, esa ha ser la bitácora para la regeneración de España. Los pijos ya está claro quiénes son: los del PP; los peores, claro, y sin remedio; y los de Ciudadanos, a no ser que rindan y se entreguen sin condiciones.
Quiénes son los majos es cosa ya más a estudiar, pues depende de si se someten o no. Por ejemplo, Pedro Sánchez ya es majo: ya ha comido la tortilla, que viene a ser en esto como la comunión de los fieles. Tortillita con Pablo Iglesias y ya estás salvado. Ya eres majo. Ya no eres casta ni nada, aunque lleves más años en política que Emiliano García-Page, que lo sacó Bono de la cuna para hacerlo consejero. Ni Pepe Bono siquiera es ya casta. Ya es también de los majos. Y los de ERC, y los de Compromis y los de Bildu. Y todo el esturreo que venga. Vale con que pite el himno y ya tiene entrada.
Pero no solo es político. Esto abarca todos los aspectos de la vida. Profesión, deporte, literatura, cine, música, periodismo, ropa, pelo, motor, chapa y pintura. Si no te dan el carné de majo, ya te puedes tu dar por jodido. Así que preparados. Cuerpo a tierra, que vienen los majos.
Tan brillante y transformador descubrimiento filosófico del pensamiento Podemita, que se disputan el Mesías Pablo Iglesias y el ángel Negro, Monedero, un poco a la greña por el control del Paraíso y las calderas, será a partir de este momento de obligado estudio en la facultad de Políticas donde imparten su sabiduría estos eximios maestros, revisando y sustituyendo casi por completo la asignatura Historia de las Ideas y de las Formas Políticas así como las diversas y obsoletas doctrinas de interpretación de la historia, bien sea por los materialistas economicistas marxistas, de los que sin embargo, en su versión gramcsiana, se consideran herederos, o por los idealista hegelianos y ya no digamos los liberales, que como todo el mundo sabe, han sido arrumbados en toda la galaxia.
Pijos o majos, en tan simple disyuntiva se encierra todo el saber humano; esa es la clave existencial de pensamiento y doctrina que viene a iluminar al mundo. Lo demás es accesorio, superfluo, prescindible. Hasta exterminable, si me apuran. Y por supuesto, los majos son los buenos, claro. Y son ellos, por supuesto. Ellos alcanzaran los cielos. El único destino de los pijos, por el contrario, es ser arrojados a las tinieblas exteriores. Por eso mismo, por pijos.
Aplicándolo a la realidad concreta española, esa ha ser la bitácora para la regeneración de España. Los pijos ya está claro quiénes son: los del PP; los peores, claro, y sin remedio; y los de Ciudadanos, a no ser que rindan y se entreguen sin condiciones.
Quiénes son los majos es cosa ya más a estudiar, pues depende de si se someten o no. Por ejemplo, Pedro Sánchez ya es majo: ya ha comido la tortilla, que viene a ser en esto como la comunión de los fieles. Tortillita con Pablo Iglesias y ya estás salvado. Ya eres majo. Ya no eres casta ni nada, aunque lleves más años en política que Emiliano García-Page, que lo sacó Bono de la cuna para hacerlo consejero. Ni Pepe Bono siquiera es ya casta. Ya es también de los majos. Y los de ERC, y los de Compromis y los de Bildu. Y todo el esturreo que venga. Vale con que pite el himno y ya tiene entrada.
Pero no solo es político. Esto abarca todos los aspectos de la vida. Profesión, deporte, literatura, cine, música, periodismo, ropa, pelo, motor, chapa y pintura. Si no te dan el carné de majo, ya te puedes tu dar por jodido. Así que preparados. Cuerpo a tierra, que vienen los majos.
ANTONIO PÉREZ HENARES