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Seguridad y vacaciones

Con motivo del verano son muchos los desplazamientos que se realizan por carretera, a lo largo y ancho del territorio nacional. Es por ello por lo que seguridad y disfrute deben ir cogidos de la mano, siendo necesarias una buena planificación del viaje así como una revisión exhaustiva del vehículo en el cual nos vamos a desplazar, para que, de esta forma, se puedan reducir las posibilidades de accidente y disfrutar al máximo del período vacacional.



Llegadas estas fechas nos surgen siempre los mismos problemas. Y es que nos centramos más en buscar un buen alojamiento donde disfrutar con la familia, grupos de amigos o compañeros de trabajo, y dejamos a un lado el que, sin duda alguna, representa uno de los puntos más importantes dentro de la planificación del viaje: la seguridad en el desplazamiento.

Para ello, debemos revisar de forma general el estado de nuestro vehículo, comenzando por comprobar la batería, la presión y dibujo de los neumáticos, el estado de las luces, el correcto funcionamiento del limpia parabrisas y el nivel de líquidos de frenos, anticongelante y aceite. Del mismo modo, es importante llevar a cabo una revisión del material que necesitaríamos en caso de accidente o avería, tales como chaleco reflectante, linterna, triángulos de señalización, guantes y botiquín de primeros auxilios.

Así mismo, antes de partir se recomienda comprobar que portamos toda la documentación, tanto del vehículo –tarjeta de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), permiso de circulación y seguro–, como la propia personal –Documento Nacional de Identid, permiso de conducir y tarjeta médica–.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es el uso de gafas de sol, para evitar deslumbramientos y manejar el parasol con las garantías necesarias de seguridad, sin perder de vista la conducción, de modo que habrá que colocarlo de forma que no nos dificulte la visión. Igual ocurre con los parasoles infantiles traseros, que se recomienda que no sean opacos para poder ver a través de ellos.

No hay que fijarse una hora de llegada a nuestro lugar de destino, ya que ello nos generará mayor estrés en la conducción, que se puede ver alterada por circunstancias ajenas a nosotros como retenciones, averías o accidentes. Hay que realizar una parada para estirar las piernas y relajar los músculos cada 200 kilómetros o cada dos horas de conducción continuada.

De igual modo, hay que hidratarse correctamente durante el trayecto y, a la hora de realizar las comidas, hay que hacerlas con alimentos ligeros y frescos, evitando almuerzos o cenas copiosas y pesadas, las cuales nos pueden generar un malestar que incida negativamente sobre nuestra atención a la conducción.

En caso de accidente hay que mantener la calma, procediendo a proteger y señalizar la zona de forma segura para, a continuación, alertar a través del 112 a los servicios sanitarios y, por último, socorrer a las víctimas hasta la llegada de los especialistas sanitarios y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

FRAN GALLEGO
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