El pasado viernes un abarrotado templo de Guadalupe despedía con una misa de acción de gracias y una cena homenaje a los que han sido sus moradores durante los últimos 41 años, los hermanos Juan y Guillermo Huertas Palma. A la cita acudieron los nuevos sacerdotes Juan Laguna y Jesús Joaquín Corredor, el párroco de San Bartolomé, Manuel Cuenca, el capellán del Monasterio de Madre de Dios, José Priego, Manuel Rabadán, que ejerce su ministerio sacerdotal en Luque y Rolando Laurenci, párroco de Valenzuela y Albendín.
Naturales de Palma del Río, los hermanos Huertas llegaron a Baena para convertir a Guadalupe en una de las parroquias con mayor feligresía de la localidad. En su homilía de despedida, el sacerdote -que pasará a ser a partir de ahora párroco emérito- dio gracias a Dios por tanto como ha recibido, sin olvidar su amor incondicional a la patrona de la ciudad como madre de todos los baenenses.
Juan Huertas hizo balance de su vida y destacó sus 1.700 matrimonios oficiados, 4.500 comuniones, 4.000 bautizos, 2.655 entierros y los cinco sacerdotes que han salido de la comunidad parroquial a los largo de estos años. El sacerdote recordó con gran cariño los momentos más especiales vividos en la localidad, entre los que destaca la venida del Cardenal Herranz Casado a Baena y la hospitalidad con que los baenenses recibieron a los forasteros en las Jornadas de Exaltación del Tambor y el Bombo.
Aunque la Semana Santa baenense le ha dado algunos "sinsabores", quiso resaltar su valor cristiano a la par que turístico, recordando que se deben tener más en cuenta los valores y las necesidades de nuestro pueblo en lugar de optar por la representatividad magnificando algunos aspectos que no deben de tener tanto protagonismo.
Huertas apuntó que a pesar de jubilarse seguirá sirviendo a la iglesia dentro de sus posibilidades y dedicará más tiempo a leer y pasear, además de escribir sus memorias en un libro en el que reflejará sus años de sacerdocio, destacando el servicio a los demás que ha venido prestando a lo largo de estos años.
Tras la eucaristía, más de 300 comensales esperaban a los homenajeados para rendir tributo a sus años de dedicación a Baena por parte de la comunidad parroquial de Guadalupe, encabezada por Francisco Alba como representante de Cáritas. A ella también se unieron Juan Carlos Roldán, presidente de la Agrupación de Cofradías y los distintos hermanos mayores y cuadrilleros de las cofradías de las que el párroco ha sido consiliario.
La representación municipal estuvo presidida por Lola Cristina Mata como teniente de alcalde del Ayuntamiento de Baena y Carlos Valentín Bernal. Ambos hicieron entrega de sendos escudos de Baena para agradecer el trabajo de amor y servicio a la ciudad durante todos estos años.
Naturales de Palma del Río, los hermanos Huertas llegaron a Baena para convertir a Guadalupe en una de las parroquias con mayor feligresía de la localidad. En su homilía de despedida, el sacerdote -que pasará a ser a partir de ahora párroco emérito- dio gracias a Dios por tanto como ha recibido, sin olvidar su amor incondicional a la patrona de la ciudad como madre de todos los baenenses.
Juan Huertas hizo balance de su vida y destacó sus 1.700 matrimonios oficiados, 4.500 comuniones, 4.000 bautizos, 2.655 entierros y los cinco sacerdotes que han salido de la comunidad parroquial a los largo de estos años. El sacerdote recordó con gran cariño los momentos más especiales vividos en la localidad, entre los que destaca la venida del Cardenal Herranz Casado a Baena y la hospitalidad con que los baenenses recibieron a los forasteros en las Jornadas de Exaltación del Tambor y el Bombo.
Aunque la Semana Santa baenense le ha dado algunos "sinsabores", quiso resaltar su valor cristiano a la par que turístico, recordando que se deben tener más en cuenta los valores y las necesidades de nuestro pueblo en lugar de optar por la representatividad magnificando algunos aspectos que no deben de tener tanto protagonismo.
Huertas apuntó que a pesar de jubilarse seguirá sirviendo a la iglesia dentro de sus posibilidades y dedicará más tiempo a leer y pasear, además de escribir sus memorias en un libro en el que reflejará sus años de sacerdocio, destacando el servicio a los demás que ha venido prestando a lo largo de estos años.
Tras la eucaristía, más de 300 comensales esperaban a los homenajeados para rendir tributo a sus años de dedicación a Baena por parte de la comunidad parroquial de Guadalupe, encabezada por Francisco Alba como representante de Cáritas. A ella también se unieron Juan Carlos Roldán, presidente de la Agrupación de Cofradías y los distintos hermanos mayores y cuadrilleros de las cofradías de las que el párroco ha sido consiliario.
La representación municipal estuvo presidida por Lola Cristina Mata como teniente de alcalde del Ayuntamiento de Baena y Carlos Valentín Bernal. Ambos hicieron entrega de sendos escudos de Baena para agradecer el trabajo de amor y servicio a la ciudad durante todos estos años.
REDACCIÓN / BAENA DIGITAL