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Fuego en las manos

Con el título Rituales de fiesta y fuego (en valenciano, Rituals de festa i foc) se inauguró a finales de julio una exposición fotográfica de David Cantillo, colaborador de Baena Digital, organizada por la Diputación de Valencia. Muestra de cien fotografías calientes, abrasadoras, sugerentes, en las que el fuego flamea y desafía, aviva la fiesta y al final deja un rescoldo de tristeza porque ya se consumió a la par que hace brotar la esperanza de revivirlas el próximo año.



En el aspecto lúdico, la afición por el fuego y la pirotecnia son elementos esenciales en todo el territorio valenciano. Conocidas son las Fallas de Valencia, las Hogueras de San Juan en Alicante o las Fiestas de la Magdalena en Castellón, por lo que no me detendré en ellas.

Los cuadros que integran la exposición son una variada muestra de los diversos eventos donde fuego y pólvora juegan a la par. Modestia aparte y sin ánimo de ser jactancioso, parece ser que en manos de este artista está una de las colecciones más completa de la presencia del fuego en la zona. Correfoc, mascletàs, hogueras, fallas, castillos de fuegos artificiales… quedan inmortalizados en el objetivo de David.

Doy unas rápidas pinceladas explicativas por los distintos encuadres que ofrecen este centenar de fotografías relacionadas con el Fuego en las manos, centrándome en fiestas que son menos conocidos que las internacionales Fallas, por ejemplo. El valor social y de diversión popular está en la base de estos festejos.

Considero más interesante referenciar, por ser menos conocidas y no por ello menos atractivas, las hogueras que en muchos pueblos de la zona festejan el día de San Antonio (Santantonada de El Forcall, La Matxà de Vilanova d’Alcolea), los Correfocs y la Cordà que se celebran en otros tantos lugares de esta geografía. En Internet aparecen buenas y variadas referencias sobre estas fiestas.

La Santantonà es un evento en el que el fuego simboliza la purificación y la fertilidad a las puertas de la primavera. La tradición manda girar tres veces alrededor del fuego para ser purificados. Siempre está en juego la lucha entre el bien y el mal. De ella quedarán las cenizas que sirven para fertilizar la tierra y garantizar el renacer.

En la Matxà (machada) los animales que participan en la fiesta han de mostrar, pasando entre el fuego, que son los más fuertes y majestuosos. Los machos, espoleados por sus jinetes, cruzan las calles envueltos en llamas mientras que la gente los imita.

Los Correfocs (correfuegos) son un acto festivo que pueden integrarse dentro de otras fiestas. Esto se debe a su gran aceptación y cercanía al espectador ya que éste es parte activa del espectáculo. El público corre junto con los demonios jugando con el fuego.

En la Cordà el principal elemento es la pólvora que, dicho sea de paso, entraña elevada peligrosidad y por ello se reserva a los expertos: mayorales, clavarios o gente de dentro de la fiesta. El público es sólo espectador, en este caso.

La Cremà (la quema) es la finalidad en las Fallas de Valencia y Hogueras de Alicante. Éste es uno de los actos principales, a partir del cual todo se ha ido desarrollando, que dota de sentido a la fiesta, a la par que pone el broche final a la misma.

Como referencias finales hay que aludir a las mascletás y castillos de fuegos artificiales. Las mascletàs son actos eminentemente sociales. La gente acude en tropel a la plaza o a los balcones de las casas limítrofes para presenciar el espectáculo de sonido y de olor a pólvora. La conformidad o descontento con la espectacularidad queda patente con los vítores o silbidos del público.

Los castillos de fuegos artificiales rematan la fiesta con su espectacularidad. Colorido, esplendor, belleza y magnificencia se aprecian mejor bajo la luz de las estrellas. Su altura rebasa con creces la de los grandes edificios y se pueden apreciar a kilómetros de distancia. La ciudad se paraliza para mirar al cielo. Su vistosidad cautiva al espectador que se despide con un sentido ¡Oh! entre satisfecho y triste porque la fiesta acabó.

Las fotos captan todo ese culto, alboroto, calor, ceremonia crematoria en los distintos momentos y escenarios que nos van reflejando. Decía él, en una entrevista, que era la cámara fotográfica la que le iba pidiendo esa instante mágico. Arte y riesgo se aúnan en esta muestra dando un toque de emoción al objeto fruto de la instantánea.



Todas estas fotos se han realizado a pie de fuego (iba a escribir de obra) y calentándose fotógrafo y cámara con el consabido riesgo de chamuscarse al menor descuido. Algún material ha perecido ya en el empeño. ¡Gajes del oficio! El arte, en este caso, no está falto de riesgos.

Por lo normal el artista pone música, letra en este caso, a la obra. Me refiero a que en las cartelas que acompañan a las fotografías explica de forma sucinta, clara y poética lo que expresa cada instantánea. Esta práctica la viene utilizando desde que empezó a exponer y es de agradecer la breve explicación que ofrece, porque ayuda a comprender mejor ese momento congelado en un destello.

En honor a la verdad y para mérito del artista, hay que resaltar que no son creaciones embellecidas en el laboratorio; que no hay manipulación ni retoques (Photoshop). Hago esta advertencia porque ante la contemplación de cualquier encuadre uno llega a pensar que en el laboratorio –mesa de trabajo– se pueden hacer maravillas, pero falsas. Con paciencia de orfebre David ha ido engarzando los distintos momentos de las fiestas. Indudablemente su trabajo Fuego en las manos es toda una proeza.

Como profesional de la fotografía se mueve por diferentes caminos. En Naturaleza In-quieta plasma y pinta momentos robados a la naturaleza; o se arma de paciencia ante la vitalidad de un inquieto modelo en Kids and Pets para, a renglón seguido, en Ocho doble dejar constancia del riesgo, esfuerzo y valor de escaladores o deportistas. Como no podía ser de otra manera, su vena creativa le lleva a escribir y durante una temporada nos ofreció en este mismo periódico la sección Un rato de estrella.

Bien, hasta aquí la explicación de la “falla” como se suele decir por estos entornos. El trabajo lo podrán apreciar en la web www.oradea-photographer.com o, si alguien se desplaza por estas tierras y dispone de tiempo y ganas, podrá ver la exposición “in situ”, en el Museo de Etnología de Valencia, ya que estará expuesta hasta el 20 de septiembre.

PEPE CANTILLO
FOTOGRAFÍAS: DAVID CANTILLO
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