El uso del big data y el biochar en el olivar centró ayer las conferencias que impartieron dos profesores de la Universidad de Córdoba en el Museo del Olivar y el Aceite con motivo de la XVIII Gala Internacional Oro Virgen de Baena. El objetivo del Ayuntamiento era dar a conocer a los agricultores las últimas investigaciones relacionadas con el mundo agrícola.
El ingeniero agrónomo Francisco Maroto explicó que el big data tiene como objetivo que los agricultores sean capaces de tomar mejores decisiones para pasar de una agricultura de insumos –el añadir más agua o abono para producir más– a una agricultura más eficiente.
Esto sería posible sabiendo gestionar los datos recogidos mediante estaciones meteorológicas y mapas de suelo con la idea de encontrar unos patrones para saber que por ejemplo "siempre que la temperatura dé x grados hay tantos días de lluvia o sobreviene una plaga con la probabilidad del 80 por ciento".
Según Maroto, que aseguró que en Estados Unidos el big data ya se aplica en el trigo y el maíz, "el enfoque de utilizar los datos para ser más eficientes llegará tarde o temprano a todos los sectores agrícolas porque no nos podemos permitir no ser eficientes con las perspectivas que tenemos".
Por su parte, el profesor de Ecología en la UCO Rafael Villar habló de las propiedades del biochar, un carbón vegetal que no se descompone y que al aplicarlo al suelo mejora la producción, ya que se trata de "un producto muy poroso que retiene mucho el agua de la lluvia y libera nutrientes", por lo que al utilizarlo "estamos fertilizando y haciendo que tenga más suelo".
Aunque Villar apuntó que una de sus ventajas es que se mantiene muy estable y dura de 100 a 500 años, por lo que no emite CO2 a la atmósfera, matizó que las investigaciones apuntan a que a diferencia de otros cultivos en los olivos su efecto se hace visible tras varios años.
El ingeniero agrónomo Francisco Maroto explicó que el big data tiene como objetivo que los agricultores sean capaces de tomar mejores decisiones para pasar de una agricultura de insumos –el añadir más agua o abono para producir más– a una agricultura más eficiente.
Esto sería posible sabiendo gestionar los datos recogidos mediante estaciones meteorológicas y mapas de suelo con la idea de encontrar unos patrones para saber que por ejemplo "siempre que la temperatura dé x grados hay tantos días de lluvia o sobreviene una plaga con la probabilidad del 80 por ciento".
Según Maroto, que aseguró que en Estados Unidos el big data ya se aplica en el trigo y el maíz, "el enfoque de utilizar los datos para ser más eficientes llegará tarde o temprano a todos los sectores agrícolas porque no nos podemos permitir no ser eficientes con las perspectivas que tenemos".
Por su parte, el profesor de Ecología en la UCO Rafael Villar habló de las propiedades del biochar, un carbón vegetal que no se descompone y que al aplicarlo al suelo mejora la producción, ya que se trata de "un producto muy poroso que retiene mucho el agua de la lluvia y libera nutrientes", por lo que al utilizarlo "estamos fertilizando y haciendo que tenga más suelo".
Aunque Villar apuntó que una de sus ventajas es que se mantiene muy estable y dura de 100 a 500 años, por lo que no emite CO2 a la atmósfera, matizó que las investigaciones apuntan a que a diferencia de otros cultivos en los olivos su efecto se hace visible tras varios años.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL
