El cronista oficial de la Villa de Baena, Manuel Horcas Gálvez, ha pronunciado este mediodía en la Casa de la Cultura una conferencia sobre la figura del albacea y el papel que desempeña en la Semana Santa de Baena la Cuadrilla de Albaceas de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. El conferenciante ha destacado la labor "callada, de entrega y eficaz de los albaceas", ya que sin su presencia "el orden no podría tener lugar".
Según el catedrático de Historia, desde que se constituye la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno aparecen los albaceas. En la documentación moderna, concretamente en 1860, la cofradía disponía de seis miembros que eran nombrados por el Cabildo y llevaban el mismo uniforme que los hermanos de Andas y Palio. Por esos años ya se encargaban de velar por el buen estado de las imágenes, conservar los enseres, colaborar con las camareras y cuidar del orden procesional.
La Cuadrilla de Albaceas siempre ha contado con un número reducido de miembros, en la mayoría de ocasiones amigos íntimos o familiares. En este sentido Horcas señaló a la familia Esquinas con un ejemplo de "estirpes familiares que a lo largo de los siglos han estado vinculadas a determinadas hermandades", ésta en concreto desde 1720, década de la reorganización de la cofradía.
Para comprender el origen de los albaceas, el conferenciante hizo referencia a su "carácter jurídico, administrativo y económico". Y es que la primera función de esta figura era testamentaria: hacerse cargo de los bienes del difunto, inventariar y vender algunos de sus bienes para poder hacer frente a las deudas y repartir lo restante entre los herederos.
Según Horcas, que apuntó los nombres de Juan Torrico, Antonio Mesa Priego y José Antonio Esquinas como investigadores de los albaceas, fue en la Edad Media cuando esta figura testamentaria comenzó a vincularse con la Iglesia. Poco a poco en las hermandades y cofradías se incorporan personas que responden de los enseres y organizan las procesiones, aunque con un escalafón inferior al del mayordomo.
"En Baena los albaceas han sido un jarrillo mano a disposición de la junta directiva", explicaba Horcas, que fechó en 1725 el año en que aparece el término albacea en los documentos que se conservan de la Cofradía del Dulce Nombre y en 1813 cuando la Cofradía de la Vera Cruz incorpora a cinco albaceas.
Para contextualizar su ponencia, Horcas también profundizó en los conceptos de cofradía y hermandad y analizó varias formas que tuvo la mujer de integrarse en la vida religiosa, el caso de los beaterios y emparedadas. Además, explicó que en Andalucía las hermandades se dividen en tres tipos: las sacramentales, las de gloria y las pasionales o de penitencia, las llamadas cofradías.
En este punto el catedrático de Historia expuso las "peculiaridades" de la Semana Santa de Baena, que no se encuadra en ninguna de estas clasificaciones, pues existe una estructura jerárquica en la que nada queda suelto, dividida en colas, siete cofradías, hermandades y cuadrillas.
La conferencia, a la que asistió la tercera teniente de alcalde, Lola Cristina Mata, el hermano mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Javier Jesús Muñoz y cuadrilleros de las distintas hermandades, terminó con la entrega de un pergamino de agradecimiento por parte de Eduardo Valenzuela, cuadrillero honorario de los Albaceas.
Según el catedrático de Historia, desde que se constituye la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno aparecen los albaceas. En la documentación moderna, concretamente en 1860, la cofradía disponía de seis miembros que eran nombrados por el Cabildo y llevaban el mismo uniforme que los hermanos de Andas y Palio. Por esos años ya se encargaban de velar por el buen estado de las imágenes, conservar los enseres, colaborar con las camareras y cuidar del orden procesional.
La Cuadrilla de Albaceas siempre ha contado con un número reducido de miembros, en la mayoría de ocasiones amigos íntimos o familiares. En este sentido Horcas señaló a la familia Esquinas con un ejemplo de "estirpes familiares que a lo largo de los siglos han estado vinculadas a determinadas hermandades", ésta en concreto desde 1720, década de la reorganización de la cofradía.
Para comprender el origen de los albaceas, el conferenciante hizo referencia a su "carácter jurídico, administrativo y económico". Y es que la primera función de esta figura era testamentaria: hacerse cargo de los bienes del difunto, inventariar y vender algunos de sus bienes para poder hacer frente a las deudas y repartir lo restante entre los herederos.
Según Horcas, que apuntó los nombres de Juan Torrico, Antonio Mesa Priego y José Antonio Esquinas como investigadores de los albaceas, fue en la Edad Media cuando esta figura testamentaria comenzó a vincularse con la Iglesia. Poco a poco en las hermandades y cofradías se incorporan personas que responden de los enseres y organizan las procesiones, aunque con un escalafón inferior al del mayordomo.
"En Baena los albaceas han sido un jarrillo mano a disposición de la junta directiva", explicaba Horcas, que fechó en 1725 el año en que aparece el término albacea en los documentos que se conservan de la Cofradía del Dulce Nombre y en 1813 cuando la Cofradía de la Vera Cruz incorpora a cinco albaceas.
Para contextualizar su ponencia, Horcas también profundizó en los conceptos de cofradía y hermandad y analizó varias formas que tuvo la mujer de integrarse en la vida religiosa, el caso de los beaterios y emparedadas. Además, explicó que en Andalucía las hermandades se dividen en tres tipos: las sacramentales, las de gloria y las pasionales o de penitencia, las llamadas cofradías.
En este punto el catedrático de Historia expuso las "peculiaridades" de la Semana Santa de Baena, que no se encuadra en ninguna de estas clasificaciones, pues existe una estructura jerárquica en la que nada queda suelto, dividida en colas, siete cofradías, hermandades y cuadrillas.
La conferencia, a la que asistió la tercera teniente de alcalde, Lola Cristina Mata, el hermano mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Javier Jesús Muñoz y cuadrilleros de las distintas hermandades, terminó con la entrega de un pergamino de agradecimiento por parte de Eduardo Valenzuela, cuadrillero honorario de los Albaceas.
JESÚS ORDÓÑEZ / REDACCIÓN
