Baena Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un artículo remitido por Luis Moreno Castro, exalcalde de Baena, acerca de la colaboración que mantuvo durante parte de su mandato con la Sociedad Cooperativa Andaluza (SCAFA). Si desea participar en esta sección, puede hacer llegar un correo a baenadigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.
La Policía Judicial de la Guardia Civil me tomó declaración en septiembre pasado sobre las ayudas de la Junta de Andalucía a SCAFA. Días después solicité al señor alcalde que diera forma a mi derecho a la asistencia jurídica, puesta en cuestión en un primer momento, que el Ayuntamiento había prestado, en numerosas ocasiones, a funcionarios y políticos. Asistencia contemplada en la Ley y competencia exclusiva de la Alcaldía para su caso sin publicidad, y en el mío “echando las campanas al vuelo”.
La respuesta la tuve en el Pleno de 30 de diciembre de 2015 en el que se trató en el Orden del Día mi solicitud, sin respeto a mi privacidad y con la intención de hacer pública mi supuesta relación con las ayudas a SCAFA, al parecer por provenir de una partida presupuestaria investigada por orden judicial.
Por trasparencia y por dignidad debo explicar mi colaboración con SCAFA.
La SCAFA en 2006 atravesaba una dramática situación que la conducía al cierre y a la pérdida de cien empleos de mujeres. El Consejo Rector de la Cooperativa me trasladó su preocupación y tras varios contactos acordamos, como primeras medidas, la aprobación plenaria de un aval bancario para que pudieran cobrar una nómina y así resistir en tanto negociaban con la Agencia Idea y la Dirección General de Trabajo con el apoyo técnico de Adegua, Grupo de Desarrollo, que yo presidía.
En esta fase de tramitación y consecución del convenio, el peso negociador lo llevó el Consejo Rector con un nuevo equipo técnico que la Junta puso a su disposición. Mi contribución, además de lo citado, se limitó a trasladar a la señora directora de la Agencia IDEA mi preocupación y a solicitar su colaboración telefónicamente y en algún viaje a Sevilla. Por el Consejo Rector supe que las gestiones iban por buen camino, información corroborada por la citada responsable de IDEA.
El convenio se formalizó entre la Agencia IDEA y la Dirección General de Trabajo y se celebró con gran júbilo y esperanza. Al año de demora en el abono del dinero comprometido que era 250.000 euros de subvención y un millón de euros de préstamo, y ante el inminente colapso de la empresa y la angustia de las trabajadoras por el inmediato embargo de las instalaciones que llevaría a cabo la Seguridad Social, escribí tres cartas, filtradas desde 2012 por “fuego amigo”, a los responsables del convenio trasladándoles la gravedad de la situación. En septiembre de 2007 se abonó y, a partir de ahí, no supe más de SCAFA, salvo que se instalaron en el Centro de Iniciativas Empresariales donde, creo, aún trabajan 50 o 60 mujeres.
La manipulación del Pleno de diciembre, sometiéndome a escarnio público, a modo de maniobra de distracción, no evitará que algún día se debatan asuntos de relevancia política que sí son de su competencia, y hasta ahora están soslayados, aunque casi todos ya señalados: el desmesurado incremento patrimonial tan alejado del código ético del PSOE; la adscripción por decreto de una vacante a personal ajeno a la plantilla con dudoso respeto a los derechos de los trabajadores municipales; la condonación, perdón, contra informes, de dos sanciones urbanísticas no prescritas; el gravísimo quebranto de ingresos municipales por alterar sin procedimiento ni competencia convenios y expedientes resueltos vigentes; etcétera.
La banalización política no servirá, como maniobra de distracción, para ocultar la realidad de Baena que sí debería ser objeto de debate plenario: las graves consecuencias de bajar de 20.000 habitantes; las responsabilidades políticas y las medidas para paliarlas; el paro desbocado; la devolución de seis millones de euros, heredados, de Fondos Europeos y la pantomima de solicitar ahora ocho.
El abandono del centro histórico que ni adrede seria más letal; la liquidación de Baena Cultura como único proyecto de futuro, tras 15 años de trabajo y 15 millones de inversión; la ausencia de políticas sociales e inversoras; la carencia de proyectos e ideas de desarrollo económico y social con olvido absoluto de los autónomos y pequeños comercios; el escuálido presupuesto irreal que se gestiona con once liberados e incluso asesores con desproporcionadas retribuciones para una galopante marginalidad y una inversión testimonial. ¿Alguien conoce proyecto, obra o iniciativa digna de tal nombre en este casi quinquenio negro, que no sea herencia?
El cuarto mejor resultado del PSOE en elecciones municipales, de mayo pasado, no justifica ni legitima el grave deterioro y continuo retroceso que está sufriendo Baena en los últimos tiempos, con un silencio connivente ciertamente preocupante.
La Policía Judicial de la Guardia Civil me tomó declaración en septiembre pasado sobre las ayudas de la Junta de Andalucía a SCAFA. Días después solicité al señor alcalde que diera forma a mi derecho a la asistencia jurídica, puesta en cuestión en un primer momento, que el Ayuntamiento había prestado, en numerosas ocasiones, a funcionarios y políticos. Asistencia contemplada en la Ley y competencia exclusiva de la Alcaldía para su caso sin publicidad, y en el mío “echando las campanas al vuelo”.
La respuesta la tuve en el Pleno de 30 de diciembre de 2015 en el que se trató en el Orden del Día mi solicitud, sin respeto a mi privacidad y con la intención de hacer pública mi supuesta relación con las ayudas a SCAFA, al parecer por provenir de una partida presupuestaria investigada por orden judicial.
Por trasparencia y por dignidad debo explicar mi colaboración con SCAFA.
La SCAFA en 2006 atravesaba una dramática situación que la conducía al cierre y a la pérdida de cien empleos de mujeres. El Consejo Rector de la Cooperativa me trasladó su preocupación y tras varios contactos acordamos, como primeras medidas, la aprobación plenaria de un aval bancario para que pudieran cobrar una nómina y así resistir en tanto negociaban con la Agencia Idea y la Dirección General de Trabajo con el apoyo técnico de Adegua, Grupo de Desarrollo, que yo presidía.
En esta fase de tramitación y consecución del convenio, el peso negociador lo llevó el Consejo Rector con un nuevo equipo técnico que la Junta puso a su disposición. Mi contribución, además de lo citado, se limitó a trasladar a la señora directora de la Agencia IDEA mi preocupación y a solicitar su colaboración telefónicamente y en algún viaje a Sevilla. Por el Consejo Rector supe que las gestiones iban por buen camino, información corroborada por la citada responsable de IDEA.
El convenio se formalizó entre la Agencia IDEA y la Dirección General de Trabajo y se celebró con gran júbilo y esperanza. Al año de demora en el abono del dinero comprometido que era 250.000 euros de subvención y un millón de euros de préstamo, y ante el inminente colapso de la empresa y la angustia de las trabajadoras por el inmediato embargo de las instalaciones que llevaría a cabo la Seguridad Social, escribí tres cartas, filtradas desde 2012 por “fuego amigo”, a los responsables del convenio trasladándoles la gravedad de la situación. En septiembre de 2007 se abonó y, a partir de ahí, no supe más de SCAFA, salvo que se instalaron en el Centro de Iniciativas Empresariales donde, creo, aún trabajan 50 o 60 mujeres.
La manipulación del Pleno de diciembre, sometiéndome a escarnio público, a modo de maniobra de distracción, no evitará que algún día se debatan asuntos de relevancia política que sí son de su competencia, y hasta ahora están soslayados, aunque casi todos ya señalados: el desmesurado incremento patrimonial tan alejado del código ético del PSOE; la adscripción por decreto de una vacante a personal ajeno a la plantilla con dudoso respeto a los derechos de los trabajadores municipales; la condonación, perdón, contra informes, de dos sanciones urbanísticas no prescritas; el gravísimo quebranto de ingresos municipales por alterar sin procedimiento ni competencia convenios y expedientes resueltos vigentes; etcétera.
La banalización política no servirá, como maniobra de distracción, para ocultar la realidad de Baena que sí debería ser objeto de debate plenario: las graves consecuencias de bajar de 20.000 habitantes; las responsabilidades políticas y las medidas para paliarlas; el paro desbocado; la devolución de seis millones de euros, heredados, de Fondos Europeos y la pantomima de solicitar ahora ocho.
El abandono del centro histórico que ni adrede seria más letal; la liquidación de Baena Cultura como único proyecto de futuro, tras 15 años de trabajo y 15 millones de inversión; la ausencia de políticas sociales e inversoras; la carencia de proyectos e ideas de desarrollo económico y social con olvido absoluto de los autónomos y pequeños comercios; el escuálido presupuesto irreal que se gestiona con once liberados e incluso asesores con desproporcionadas retribuciones para una galopante marginalidad y una inversión testimonial. ¿Alguien conoce proyecto, obra o iniciativa digna de tal nombre en este casi quinquenio negro, que no sea herencia?
El cuarto mejor resultado del PSOE en elecciones municipales, de mayo pasado, no justifica ni legitima el grave deterioro y continuo retroceso que está sufriendo Baena en los últimos tiempos, con un silencio connivente ciertamente preocupante.
LUIS MORENO CASTRO
NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Baena Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.
