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Buzón del Lector | El mundo al revés

Baena Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un artículo remitido por Pelagio Forcada sobre política y democracia. Si desea participar en esta sección, puede hacer llegar un correo a baenadigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.

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Siguen sin entenderlo. Dependen de nosotros, y no al revés; sin embargo su altanería los arrastra a aferrarse al poder, y hacer oídos sordos al mandato que les otorgamos. Siempre se ha dicho que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos, pero visto lo visto y vivido lo vivido, en los intervalos de la historia reciente en que la hemos podido disfrutar, nos parece fácilmente mejorable.

Los griegos inventaron la democracia, para evitar que los aristócratas manejaran los resortes del gobierno, sometiendo a la plebe siempre a su servicio, sin ningún derecho y con todos los deberes. Desgraciadamente, emergieron con ella los nefastos demagogos, que han esclerotizado a la clase política, insensible a los problemas sociales y convertidos en auténticos burgueses. Sin decoro ni rubor se transforman en ilusionistas, que con sus argucias encandilan al pueblo y lo rinden con discursos terapéuticos, para olvidar al instante sus promesas.

Ya lo dijo Shakespeare: “La política está por encima de la conciencia”. Muchos dirigentes de antaño eran personas preparadas que venían a servir al pueblo, cuyo cargo llegaba a costarles el dinero; en la actualidad, también hay gente decente y preparada, pero al ser hoy la única profesión que no exige requisitos ni formación, el gremio está plagado de parásitos medradores, que llegados a la colocación se convierten en vampiros que chuparán de la presa, mientras tenga jugo. ¿Tenemos que estarles agradecidos?

Al pasar de la nada al todo, intentarán quedar uncidos al ubio estatal, no de forma eventual sino de por vida, hasta mutarse en nobles patricios que ignoran a sus votantes, y oxidan un sistema constituido previamente, por y para ciudadanos libres e iguales.

Emitir el voto debería ser obligación de todo el censo electoral, sin embargo se abstiene un tercio de los electores, porque la casta gobernante se ha convertido en un grave problema, por los privilegios de que goza y por el escarnio cobrado en pago a la confianza en ellos depositada.

Los ciudadanos no tenemos los sueldos que ellos se aplican y se suben sin pudor; no tenemos aparcamientos y asientos reservados gratuitos; no viajamos de gorra, ni tenemos coche oficial, ni dietas que no consumes y cobras, ni enormes gastos de representación, ni restaurantes a precios especiales, ni aforamientos… A cambio recibimos el olvido, el fraude electoral, la malversación, el desfalco, el despilfarro de nuestro dinero, y lo peor, el engaño de hacer lo contrario de lo prometido. No confiamos en el sistema. No hay control ni con los corruptos ni con los anticonstitucionalistas.

Los primeros roban, porque sólo deberían ocupar el mismo cargo cuatro años, un máximo de ocho al servicio político de la sociedad, y luego, a su trabajo. Tanto tiempo administrando dinero ajeno es malo; se aprende a esquivar los recovecos de la ley, y al final a la faltriquera el porcentaje estipulado en la contraprestación acordada. Consecuencia: latrocinio en provecho propio, o para el reparto a nepotistas y prosélitos, o para financiación ilegal del partido. Cárcel y devolución inmediata de lo sustraído.

Con los segundos, leyes, leyes y leyes, que todos hemos de cumplir: constitución, estatutos, códigos y reglamentos, soslayados con la permisividad y el buenismo de la justicia, que ante la burla y el menoscabo de la ley, no presenta denuncia, querella y sentencia condenatoria, siempre que se vulnere la legislación vigente.

La especie mandante es reflejo de nuestra sociedad atrofiada y degradada, que se vanagloria defraudando y cobrando lo que no le corresponde, o eludiendo los impuestos a pagar; y quien no lo haga es tonto y está perdiendo dinero. El político mediocre es un personaje apriorístico, que aplica programas sin base experimental, gastando lo que no tiene a costa de masacrarnos a impuestos; gigantesco dispendio, aunque productividad y utilidad nulas.

Eso sí, nunca dirán en la oposición lo que dirían y harían en el poder, pues es muy fácil prometer lo que no puedes hacer, y hacer lo contrario de lo prometido. No se puede ser tan hipócrita, y predicar sanidad y educación públicas, para acto seguido, servirte de la educación y medicina privadas.

Necesario sería que no jugaran con la democracia; el abuso ha degenerado asiduamente en anarquía, y algunos parecen dispuestos a ello, empeñados en imponer lo que no es posible según la ley, y lo imposible, es deslealtad, falsedad y traición.

En democracia es un desastre soportar semejantes gobernantes, pero más desgracia sería soportarlos en un sistema totalitario. Nada equivocado estaba Bernard Shaw cuando afirmó: “La democracia es la elección por muchos incompetentes, de unos pocos corrompidos”. Si los primeros somos de pena, los segundos, ni te cuento.

PELAGIO F.S.

NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Baena Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.
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