La cultura anglosajona cada vez se está introduciendo con más arraigo y naturalidad en España. Los colegios celebran fiestas infantiles y grandes y pequeños se disfrazan un año más en la noche de Halloween para divertirse y pedir de puerta en puerta con el juego del truco o trato. Esta tradición relativamente nueva se ha popularizado en nuestro país gracias al cine, las series y los medios de comunicación, que nos han mostrado cómo se celebra esta festividad en Inglaterra y Estados Unidos.
Ahora no es de extrañar el ver a la gente disfrazada de bruja, fantasma o monstruo en la festividad en la que desde siempre en España hemos recordado a nuestros seres queridos. Nuestra ciudad ha sido testigo en los últimos días de algunas fiestas como la celebrada en el Casino, que abrió sus puertas a quienes quisieron disfrazarse para disfrutar la noche más terrorífica del año.
El cementerio durante estos días previos es un hervidero de gentes que se afanan en limpiar y adecentar la tumba de nuestros seres queridos. Estos dos primeros días del mes de noviembre el cementerio se convierte en una inmensa plaza pública donde asoman las más inusitadas manifestaciones y los más extraños encuentros entre vivos y difuntos. Cientos de flores componen una multitud colorista que adorna desde hace unos días las tumbas de los que ya no están entre nosotros.
Es tradición acudir al campo santo para rezar por las almas de quienes ya nos abandonaron en este mundo. Allí se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia como sucede con los seres terrenales.
También viene siendo tradición la celebración de una eucaristía en honor de los difuntos desde que en 1988 el Papa León XIII ordenase una misa de Réquiem por las almas de los seres queridos. En Baena tiene lugar a las 12.00 de la mañana, en el patio del cementerio municipal, conocido popularmente como “el patio del pozo”, por el sacerdote Manuel Cuenca.
Además del novedoso taller de maquillaje para Halloween celebrado el pasado sábado por la Delegación de Juventud en el Centro de Información Juvenil, otro año más la Asociación Cultural Iponubensis se une a esta tradición de festejar a los difuntos y pone en escena Baena Oculta, con un recorrido por la historia más insólita y sorprendente de la ciudad del olivar y el aceite.
De manos del historiador baenense José Manuel Cano Mauvesin pretenden dan a conocer algunos misterios, viejas leyendas, casas encantadas, ritos ancestrales, milagros, sucesos inexplicables y apariciones fantasmales. Desde el pasado viernes se ha podido realizar la mencionada ruta, que transcurre por diferentes lugares de la localidad incluyendo este año la visita al recién inaugurado Castillo de la Almedina.
Pero no solo la visita al campo santo es lo más destacado de estos días festivos en el calendario. Otra de las tradiciones baenenses es la realización del típico postre casero de las gachas, realizado a base de agua y harina, a las que para darles sabor se les agrega sal, matalahúva y azúcar al cocinarlas, acompañándolas de pan frito, almendras y nueces.
En esta ocasión ha sido la Cofradía de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén quien el pasado viernes organizaba una fiesta en la Caseta de la Juventud Baenense con una paella y la degustación de unas gachas para recaudar fondos con fines sociales.
Las festividades que estos días celebramos son otro motivo más para reunirse, convivir y recordar a los que ya no están, pero siempre manteniendo nuestras tradiciones y costumbres que nos inculcaron nuestros seres queridos. Debemos impulsar e incentivar esta tradición ancestral porque "un pueblo que olvida sus tradiciones pierde la memoria de su destino".
Ahora no es de extrañar el ver a la gente disfrazada de bruja, fantasma o monstruo en la festividad en la que desde siempre en España hemos recordado a nuestros seres queridos. Nuestra ciudad ha sido testigo en los últimos días de algunas fiestas como la celebrada en el Casino, que abrió sus puertas a quienes quisieron disfrazarse para disfrutar la noche más terrorífica del año.
El cementerio durante estos días previos es un hervidero de gentes que se afanan en limpiar y adecentar la tumba de nuestros seres queridos. Estos dos primeros días del mes de noviembre el cementerio se convierte en una inmensa plaza pública donde asoman las más inusitadas manifestaciones y los más extraños encuentros entre vivos y difuntos. Cientos de flores componen una multitud colorista que adorna desde hace unos días las tumbas de los que ya no están entre nosotros.
Es tradición acudir al campo santo para rezar por las almas de quienes ya nos abandonaron en este mundo. Allí se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia como sucede con los seres terrenales.
También viene siendo tradición la celebración de una eucaristía en honor de los difuntos desde que en 1988 el Papa León XIII ordenase una misa de Réquiem por las almas de los seres queridos. En Baena tiene lugar a las 12.00 de la mañana, en el patio del cementerio municipal, conocido popularmente como “el patio del pozo”, por el sacerdote Manuel Cuenca.
Además del novedoso taller de maquillaje para Halloween celebrado el pasado sábado por la Delegación de Juventud en el Centro de Información Juvenil, otro año más la Asociación Cultural Iponubensis se une a esta tradición de festejar a los difuntos y pone en escena Baena Oculta, con un recorrido por la historia más insólita y sorprendente de la ciudad del olivar y el aceite.
De manos del historiador baenense José Manuel Cano Mauvesin pretenden dan a conocer algunos misterios, viejas leyendas, casas encantadas, ritos ancestrales, milagros, sucesos inexplicables y apariciones fantasmales. Desde el pasado viernes se ha podido realizar la mencionada ruta, que transcurre por diferentes lugares de la localidad incluyendo este año la visita al recién inaugurado Castillo de la Almedina.
Pero no solo la visita al campo santo es lo más destacado de estos días festivos en el calendario. Otra de las tradiciones baenenses es la realización del típico postre casero de las gachas, realizado a base de agua y harina, a las que para darles sabor se les agrega sal, matalahúva y azúcar al cocinarlas, acompañándolas de pan frito, almendras y nueces.
En esta ocasión ha sido la Cofradía de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén quien el pasado viernes organizaba una fiesta en la Caseta de la Juventud Baenense con una paella y la degustación de unas gachas para recaudar fondos con fines sociales.
Las festividades que estos días celebramos son otro motivo más para reunirse, convivir y recordar a los que ya no están, pero siempre manteniendo nuestras tradiciones y costumbres que nos inculcaron nuestros seres queridos. Debemos impulsar e incentivar esta tradición ancestral porque "un pueblo que olvida sus tradiciones pierde la memoria de su destino".
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL