Baena Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una carta abierta de Luis Moreno Castro, alcalde de Baena entre 1995 y 2011 y senador por Córdoba del Grupo Parlamentario Socialista durante la IX Legislatura, acerca de la utilización que Castro del Río podría hacer del yacimiento arqueológico de Torreparedones. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.
El silencio de los corderos es el título de una famosa película americana de los años noventa. Sin analogías, sintetiza y describe el espeso silencio que amasado con desconocimiento, indiferencia, servilismo, temor y corruptelas, permite que nuestros vecinos y amigos castreños, con su astuto alcalde, José Luis Caravaca, al frente, conquisten Ituci Virtus Iulia, Torreparedones, sin desenvainar la espada, sin una hora de trabajo y sin pagar un euro. Con las puertas de la ciudad abiertas de par en par, alfombra roja, y nuestro alcalde, Jesús Rojano, de rodillas, dándoles la bienvenida.
De lo que son capaces mis dos sucesores en la Alcaldía de Baena ya han dado buena muestra. Sin embargo, lo que no estaba en el guión es el denso silencio cómplice que se ha adueñado desde hace años, con honrosas excepciones, de la Corporación Municipal, de los medios locales de comunicación y de la representación de la sociedad civil, en general.
Se entiende que se imponga la Ley del Silencio en el Gobierno Municipal, habida cuenta de que el 90 por ciento de los concejales no tienen retorno laboral y anteponen la nómina directa e indirecta, que se nutre del Presupuesto Municipal, a cualquier otra consideración.
En la oposición, un grupo se comporta de la misma forma que el Gobierno municipal y por las mismas razones. El otro, no se entera o no se quiere enterar a pesar de la evidencia de la degradación a la que hemos llegado. Sólo hay una débil voz que clama en el desierto y una promesa que alza la suya con gallardía, pero sin entrar en el fondo.
En cuanto a los medios locales, poco o nada hay que esperar en cuanto a la libre expresión, dado que uno pende permanentemente de la subvención –y mi experiencia es que se ha negado la publicación de mi opinión sin ningún tipo de justificación–, y el otro, que es el más poderoso, después de muchas dificultades, conseguí que en el 2011 quedara resuelto un expediente de legalización para que retirase sus infraestructuras de los espacios públicos y privados que utiliza sin autorización y pagase tasas sustancialmente superiores que no estaban computadas en el proyecto original. Mis sucesores han dado cajón a este expediente, por tanto, su comportamiento sólo puede ser complaciente. Conmigo su hostilidad era grotesca.
A este panorama desolador sumamos la indiferencia o complacencia de los representantes de la sociedad civil, entre los que podrían significarse los empresarios, los sindicatos, los representantes de la cultura y otros. En conclusión, pocos defensores le quedan a esta decadente Baena por mucho que a más de uno se le llene la boca a diario con su nombre.
Pero volvamos a lo que importa: la entrega a Castro del Río de Torreparedones y la Cueva del Yeso a cambio no se sabe de qué, salvo que –pensando mal y acertaremos– se haga para perpetuarse en los cargos si algún día, y es muy posible, se necesiten apoyos políticos.
Hagamos un poco de historia. Me remonto a los años 2002 y 2003 en los que, resueltas en gran medida las necesidades principales en infraestructuras, equipamientos, atención social a los necesitados y marginales, incluso con nuevas viviendas, con el 2,5 por ciento de paro en los que durante muchos años fuimos el municipio con menor número de parados de la provincia de Córdoba, con las inversiones disparadas y con una sociedad movilizada, ilusionada y emprendedora, había que sembrar futuro, como se venía haciendo en otros ámbitos.
Ahora, afrontando el reto de mayor calado y más riesgo al que nunca me enfrenté, y no habían sido pocos, poner en marcha el proyecto de turismo cultural más ambicioso e inteligente de Andalucía. Me pregunto: ¿qué hubiera sido de mí si bajo tierra no hubiese habido ningún resto o lo que se hubiese encontrado no hubiese merecido la pena después de las inversiones y esfuerzos realizados?
Baena y su entorno tienen un inconmensurable patrimonio arqueológico, esencialmente en Torreparedones, pero también en Molinillos, Iponuba, Montecillo y otros doscientos cincuenta yacimientos, que junto a otros valiosísimos recursos de todo tipo deben conformar una alternativa de presente y de futuro al olivar como complemento económico-social, algo que yo ya proyecté, con generación de cientos de empleos, de nuevas iniciativas y la reactivación de nuestras pequeñas empresas y autónomos.
A partir de 2005, Baena parió su criatura, Baenacultura, que recoge todo lo anterior y de la que Torreparedones es su corazón. Lo apostamos todo a una carta. Me lancé a buscar los recursos económicos encontrándolos fundamentalmente en los Fondos Europeos FEDER, con el programa Baniana I redactado y gestionado con excelencia por los técnicos de Adegua, con asesoramiento. 6,5 millones de euros.
El Ayuntamiento también hizo un esfuerzo importante comprando los terrenos, mejorando los accesos, redactando el Plan Director, logrando la declaración de Bien de Interés Cultural de Torreparedones y de la Fuente de la Romana. Buscando y encontrando los mejores colaboradores científicos que son el alma del proyecto –Ventura, Carlos y José Antonio–, a los que tanto debemos. La Junta de Andalucía no puso un euro, pero sí obstáculos que, con paciencia, diálogo y firmeza salvamos, no sin dificultad.
Desde el primer momento trasladé al Ayuntamiento de Castro del Río, a través de su alcalde, la disposición de Baena a una colaboración leal y justa para beneficio común. Jamás obtuvimos respuesta, hasta que ya a partir del 2011, retirado yo de la política activa, entendieron en el Ayuntamiento de Castro del Río que mi sucesora era más asequible y que las maravillas que habían aparecido en el yacimiento eran universales y convenía aprovecharlas.
En el 2007 llegó a la Delegación de Cultura Pepe Tarifa, que fue de una gran ayuda. En mi opinión, el mejor gestor cultural que nunca tuvo Baena y espero que vuelva a serlo. Con los recursos conseguidos y la apasionada entrega de un equipo tan sacrificado como ilusionado y competente, Torreparedones maravilló al mundo científico y nos compensó de tanto esfuerzo al saber que era uno de los pilares del futuro de Baena y que había de beneficiar también a nuestros vecinos, y no sólo en lo material.
La excavación, los descubrimientos, las publicaciones, las visitas de los mayores expertos europeos... pusieron a Torreparedones en el mundo, asociándolo al nombre de Baena y no al de Castro del Río. En 2009 compramos los terrenos del término de Castro del Río porque, tras años de espera y de invitación a compartir el proyecto, el Ayuntamiento de Castro del Río no reaccionó y había que tener unidad de gestión y de actuación.
Ofrecí un generoso convenio al Ayuntamiento de Castro del Río que hoy, ocho años después, tendría que ser objeto de una cuidada revisión a la vista de todo lo acontecido, en el que se prorrogaba el derecho de retracto para los terrenos de su término un año más de lo que la Ley concedía, así como la participación en las tareas y en el proyecto que quedaría pendiente de detalles, siempre y cuando aportaran en justa correspondencia la inversión que Baena ha hecho, que ya en ese y este momento podemos calcular que sólo en Torreparedones, sin la Cueva del Yeso y el Museo, se eleva a ocho millones de euros y, en conjunto, a once millones de euros.
Por ello, Castro del Río debería, si quiere la gestión del 50 por ciento del yacimiento, que no le corresponde por territorio, puesto que el cien por cien del territorio es baenense, al menos aportar más de cinco millones de euros.
Baenacultura tomó forma como modelo turístico de excelencia y si no se hubiese intentado destruir hoy estaría dando frutos muy sustanciosos en generación de riqueza y empleo, porque se complementó con la restauración del Castillo (más de 4,5 millones de euros de subvención en 2010), la Cueva del Yeso (comprada y preparada toda en 2010), la restauración de las iglesias, la remodelación de la ciudad y especialmente del centro histórico…
Y conseguido ya en 2011, el Programa Europeo Baniana II que habíamos redactado y obtenido una alta cualificación por el excelente cumplimiento del Baniana I. Lamento que de este último programa heredado, mis sucesores hayan devuelto más de seis millones de euros de los 9,5 obtenidos. Inexplicable pero cierto.
Ya en 2013, con María Jesús Serrano como alcaldesa, el Ayuntamiento de Castro del Río aprobó un convenio que publicó en la prensa local, en el que decía que de acuerdo con el Ayuntamiento de Baena –supongo que con la señora alcaldesa–, Torreparedones pasaría a ser gestionado conjuntamente por Baena y Castro del Río. Eso sí, seguían sin poner un euro y sin adquirir ningún compromiso de nada.
En 2016, ya con Jesús Rojano al frente del Ayuntamiento de Baena, se consuma la felonía. En rueda de prensa, el inteligente alcalde de Castro del Río junto con el de Baena, escenifican el reparto teórico de la grandeza y beneficios presentes y futuros del yacimiento y, sin nombrarlo, también de la Cueva del Yeso.
Las frases expresadas por el edil baenense deben ser enmarcadas para la historia: “Torreparedones no es de Baena ni es de Castro, es de la comarca”; “Baena es agrícola”; “la gente se mueve por donde quiere”; o “hay que arreglar el camino de Jaén porque beneficia a los agricultores”, que dijera después a los pocos días en el Pleno. ¡Brillante!
El 5 de diciembre, la declaración institucional del Ayuntamiento de Castro del Río, aparecida en el Diario Córdoba con gran despliegue, nos ratifica que, efectivamente, todo estaba y está programado para que el alcalde de Baena siga dando pasos hasta la entrega de nuestro patrimonio, Torreparedones y Cueva del Yeso, a nuestros vecinos sin ningún tipo de compensación ni de acuerdo equitativo, racional, y yo diría que hasta legal.
Lamentablemente, ya es una realidad. Por Castro del Río, con gran cartelería indicativa, entran tantos o más turistas que por Baena para visitar la Cueva del Yeso y Torreparedones y, por consiguiente, como está más cerca, vuelven a consumir en bares y comercios con la evidente y lógica merma de actividad económica para nuestro sector de la restauración, la hostelería y el comercio.
En Román Paladino, con los recursos de Baena progresa Castro del Río. Pero como no se trata de ningún tipo de confrontación con nuestros amigos y vecinos y dado que no parece que exista voluntad de ofrecer nada por parte del Ayuntamiento de Castro del Río, y sí parece que hay un entreguismo total, se supone que por apoyo político por parte de nuestro alcalde y bastantes miembros de la Corporación, propongo, y alguna legitimidad creo tener, que hasta tanto no se llegue a un acuerdo justo, racional y legal que no perjudique a nuestra gente ni al buen nombre de Baena, se tomen las siguientes medidas:
a) Que ningún representante público, y menos el slcalde, aparezca en ningún medio de comunicación asociando el nombre de Castro del Río, Baena y Torreparedones, puesto que nuestros vecinos, hasta ahora, nada han hecho para merecerlo, y que en la propaganda institucional sólo quede asociado Torreparedones a Baena, evitando la instalación indicativa y las excursiones guiadas organizadas desde la institución municipal de Castro del Río. El Ayuntamiento de Baena tiene excelentes juristas.
b) Anular el acuerdo plenario del arreglo del camino de Jaén, pues como dice el Ayuntamiento de Castro del Río en su propuesta, sirve para acceder a la Cueva del Yeso y Torreparedones. Para nuestros agricultores bastaría con bachearlo. Y, en todo caso, hay otros en peor estado.
c) Es incomprensible y no puedo dar crédito, que el Pleno del Ayuntamiento de Baena haya solicitado el arreglo del acceso desde Castro del Río hasta la Cueva del Yeso y Torreparedones, y no haya solicitado y exigido el arreglo y mejora desde Baena hasta Torreparedones. Máxime con la enorme influencia que tienen nuestros políticos –a tenor de la abrumadora imagen que muestran en medios televisivos y a nivel orgánico–, por lo que debería serle muy fácil obtenerlo. Al menos tendríamos un solo hecho positivo para recordar su paso por la política local desde tan altos vuelos.
d) No derribar la valla que circunda el yacimiento bajo ningún pretexto para permitir nuevos accesos.
e) No facilitar información a nadie sobre la posibilidad de hallazgos o perspectivas del yacimiento que deben quedar en el conocimiento exclusivo de los responsables del plan director y de los competentes de la Junta de Andalucía.
f) Mejorar el transporte desde Baena en frecuencia y comodidad.
g) Vincular la Cueva del Yeso, Torreparedones y el Museo Histórico para su visita.
h) Coordinar la venta de las entradas.
i) Igualar en derechos a los ciudadanos de Castro del Río con los de Baena en cuanto a visitas y otras facilidades.
j) Defender, incluso en los tribunales –que aunque la cultura es universal, no es de la comarca–, que los terrenos del yacimiento, al día de hoy, están inscritos en el Registro de la Propiedad a nombre de la ciudad de Baena y que, por tanto, el Ayuntamiento tiene la obligación, con su alcalde Jesús Rojano al frente, de defender los legítimos intereses de a quienes se deben y el futuro de las nuevas generaciones en una Baena que camina hacia el abismo a velocidad de vértigo.
Teniendo en cuenta que el desarrollo de estos proyectos, que ahora están iniciándose, generará con el tiempo muchos más recursos y un turismo de excelencia con posibilidad de mucho empleo, proyecto éste, en el que hemos de integrar a Castro del Río en un acuerdo justo, razonable, equitativo y proporcional en función de lo que cada uno aporte y tenga como patrimonio heredado y ganado.
k) Ningún representante de nuestro Ayuntamiento, y menos el alcalde, debe aparecer asociando, hasta que no se acuerden términos claros de un convenio, el nombre del Ayuntamiento de Baena, Castro del Río y Torreparedones, y menos, conjuntamente, apoyando a Castro del Río ante la propiedad de la finca circundante a la que de forma torpe se tiene al margen. Porque ceder la imagen lograda con 15 años de trabajo y más de 15 millones de euros en Baenacultura a quienes hasta ahora no han hecho nada por merecerlo tiene un grueso calificativo que está en la mente de todos.
Dado que mi confianza es poca o ninguna en quienes nos representan para defender los intereses de Baena y de los baenenses, llamo, si se me permite, a mis paisanos a que, de alguna forma, y en función del comportamiento de nuestros representantes, nos organicemos para defender lo que es nuestro, tratando con Castro del Río como siempre con respeto, afecto, buena vecindad y justo trato.
Con este escrito, y de ello estoy convencido, volveré a hacer “amigos”, aunque sinceramente me importan mucho más Baena y los baenenses.
NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Baena Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.
El silencio de los corderos es el título de una famosa película americana de los años noventa. Sin analogías, sintetiza y describe el espeso silencio que amasado con desconocimiento, indiferencia, servilismo, temor y corruptelas, permite que nuestros vecinos y amigos castreños, con su astuto alcalde, José Luis Caravaca, al frente, conquisten Ituci Virtus Iulia, Torreparedones, sin desenvainar la espada, sin una hora de trabajo y sin pagar un euro. Con las puertas de la ciudad abiertas de par en par, alfombra roja, y nuestro alcalde, Jesús Rojano, de rodillas, dándoles la bienvenida.
De lo que son capaces mis dos sucesores en la Alcaldía de Baena ya han dado buena muestra. Sin embargo, lo que no estaba en el guión es el denso silencio cómplice que se ha adueñado desde hace años, con honrosas excepciones, de la Corporación Municipal, de los medios locales de comunicación y de la representación de la sociedad civil, en general.
Se entiende que se imponga la Ley del Silencio en el Gobierno Municipal, habida cuenta de que el 90 por ciento de los concejales no tienen retorno laboral y anteponen la nómina directa e indirecta, que se nutre del Presupuesto Municipal, a cualquier otra consideración.
En la oposición, un grupo se comporta de la misma forma que el Gobierno municipal y por las mismas razones. El otro, no se entera o no se quiere enterar a pesar de la evidencia de la degradación a la que hemos llegado. Sólo hay una débil voz que clama en el desierto y una promesa que alza la suya con gallardía, pero sin entrar en el fondo.
En cuanto a los medios locales, poco o nada hay que esperar en cuanto a la libre expresión, dado que uno pende permanentemente de la subvención –y mi experiencia es que se ha negado la publicación de mi opinión sin ningún tipo de justificación–, y el otro, que es el más poderoso, después de muchas dificultades, conseguí que en el 2011 quedara resuelto un expediente de legalización para que retirase sus infraestructuras de los espacios públicos y privados que utiliza sin autorización y pagase tasas sustancialmente superiores que no estaban computadas en el proyecto original. Mis sucesores han dado cajón a este expediente, por tanto, su comportamiento sólo puede ser complaciente. Conmigo su hostilidad era grotesca.
A este panorama desolador sumamos la indiferencia o complacencia de los representantes de la sociedad civil, entre los que podrían significarse los empresarios, los sindicatos, los representantes de la cultura y otros. En conclusión, pocos defensores le quedan a esta decadente Baena por mucho que a más de uno se le llene la boca a diario con su nombre.
Pero volvamos a lo que importa: la entrega a Castro del Río de Torreparedones y la Cueva del Yeso a cambio no se sabe de qué, salvo que –pensando mal y acertaremos– se haga para perpetuarse en los cargos si algún día, y es muy posible, se necesiten apoyos políticos.
Hagamos un poco de historia. Me remonto a los años 2002 y 2003 en los que, resueltas en gran medida las necesidades principales en infraestructuras, equipamientos, atención social a los necesitados y marginales, incluso con nuevas viviendas, con el 2,5 por ciento de paro en los que durante muchos años fuimos el municipio con menor número de parados de la provincia de Córdoba, con las inversiones disparadas y con una sociedad movilizada, ilusionada y emprendedora, había que sembrar futuro, como se venía haciendo en otros ámbitos.
Ahora, afrontando el reto de mayor calado y más riesgo al que nunca me enfrenté, y no habían sido pocos, poner en marcha el proyecto de turismo cultural más ambicioso e inteligente de Andalucía. Me pregunto: ¿qué hubiera sido de mí si bajo tierra no hubiese habido ningún resto o lo que se hubiese encontrado no hubiese merecido la pena después de las inversiones y esfuerzos realizados?
Baena y su entorno tienen un inconmensurable patrimonio arqueológico, esencialmente en Torreparedones, pero también en Molinillos, Iponuba, Montecillo y otros doscientos cincuenta yacimientos, que junto a otros valiosísimos recursos de todo tipo deben conformar una alternativa de presente y de futuro al olivar como complemento económico-social, algo que yo ya proyecté, con generación de cientos de empleos, de nuevas iniciativas y la reactivación de nuestras pequeñas empresas y autónomos.
A partir de 2005, Baena parió su criatura, Baenacultura, que recoge todo lo anterior y de la que Torreparedones es su corazón. Lo apostamos todo a una carta. Me lancé a buscar los recursos económicos encontrándolos fundamentalmente en los Fondos Europeos FEDER, con el programa Baniana I redactado y gestionado con excelencia por los técnicos de Adegua, con asesoramiento. 6,5 millones de euros.
El Ayuntamiento también hizo un esfuerzo importante comprando los terrenos, mejorando los accesos, redactando el Plan Director, logrando la declaración de Bien de Interés Cultural de Torreparedones y de la Fuente de la Romana. Buscando y encontrando los mejores colaboradores científicos que son el alma del proyecto –Ventura, Carlos y José Antonio–, a los que tanto debemos. La Junta de Andalucía no puso un euro, pero sí obstáculos que, con paciencia, diálogo y firmeza salvamos, no sin dificultad.
Desde el primer momento trasladé al Ayuntamiento de Castro del Río, a través de su alcalde, la disposición de Baena a una colaboración leal y justa para beneficio común. Jamás obtuvimos respuesta, hasta que ya a partir del 2011, retirado yo de la política activa, entendieron en el Ayuntamiento de Castro del Río que mi sucesora era más asequible y que las maravillas que habían aparecido en el yacimiento eran universales y convenía aprovecharlas.
En el 2007 llegó a la Delegación de Cultura Pepe Tarifa, que fue de una gran ayuda. En mi opinión, el mejor gestor cultural que nunca tuvo Baena y espero que vuelva a serlo. Con los recursos conseguidos y la apasionada entrega de un equipo tan sacrificado como ilusionado y competente, Torreparedones maravilló al mundo científico y nos compensó de tanto esfuerzo al saber que era uno de los pilares del futuro de Baena y que había de beneficiar también a nuestros vecinos, y no sólo en lo material.
La excavación, los descubrimientos, las publicaciones, las visitas de los mayores expertos europeos... pusieron a Torreparedones en el mundo, asociándolo al nombre de Baena y no al de Castro del Río. En 2009 compramos los terrenos del término de Castro del Río porque, tras años de espera y de invitación a compartir el proyecto, el Ayuntamiento de Castro del Río no reaccionó y había que tener unidad de gestión y de actuación.
Ofrecí un generoso convenio al Ayuntamiento de Castro del Río que hoy, ocho años después, tendría que ser objeto de una cuidada revisión a la vista de todo lo acontecido, en el que se prorrogaba el derecho de retracto para los terrenos de su término un año más de lo que la Ley concedía, así como la participación en las tareas y en el proyecto que quedaría pendiente de detalles, siempre y cuando aportaran en justa correspondencia la inversión que Baena ha hecho, que ya en ese y este momento podemos calcular que sólo en Torreparedones, sin la Cueva del Yeso y el Museo, se eleva a ocho millones de euros y, en conjunto, a once millones de euros.
Por ello, Castro del Río debería, si quiere la gestión del 50 por ciento del yacimiento, que no le corresponde por territorio, puesto que el cien por cien del territorio es baenense, al menos aportar más de cinco millones de euros.
Baenacultura tomó forma como modelo turístico de excelencia y si no se hubiese intentado destruir hoy estaría dando frutos muy sustanciosos en generación de riqueza y empleo, porque se complementó con la restauración del Castillo (más de 4,5 millones de euros de subvención en 2010), la Cueva del Yeso (comprada y preparada toda en 2010), la restauración de las iglesias, la remodelación de la ciudad y especialmente del centro histórico…
Y conseguido ya en 2011, el Programa Europeo Baniana II que habíamos redactado y obtenido una alta cualificación por el excelente cumplimiento del Baniana I. Lamento que de este último programa heredado, mis sucesores hayan devuelto más de seis millones de euros de los 9,5 obtenidos. Inexplicable pero cierto.
Ya en 2013, con María Jesús Serrano como alcaldesa, el Ayuntamiento de Castro del Río aprobó un convenio que publicó en la prensa local, en el que decía que de acuerdo con el Ayuntamiento de Baena –supongo que con la señora alcaldesa–, Torreparedones pasaría a ser gestionado conjuntamente por Baena y Castro del Río. Eso sí, seguían sin poner un euro y sin adquirir ningún compromiso de nada.
En 2016, ya con Jesús Rojano al frente del Ayuntamiento de Baena, se consuma la felonía. En rueda de prensa, el inteligente alcalde de Castro del Río junto con el de Baena, escenifican el reparto teórico de la grandeza y beneficios presentes y futuros del yacimiento y, sin nombrarlo, también de la Cueva del Yeso.
Las frases expresadas por el edil baenense deben ser enmarcadas para la historia: “Torreparedones no es de Baena ni es de Castro, es de la comarca”; “Baena es agrícola”; “la gente se mueve por donde quiere”; o “hay que arreglar el camino de Jaén porque beneficia a los agricultores”, que dijera después a los pocos días en el Pleno. ¡Brillante!
El 5 de diciembre, la declaración institucional del Ayuntamiento de Castro del Río, aparecida en el Diario Córdoba con gran despliegue, nos ratifica que, efectivamente, todo estaba y está programado para que el alcalde de Baena siga dando pasos hasta la entrega de nuestro patrimonio, Torreparedones y Cueva del Yeso, a nuestros vecinos sin ningún tipo de compensación ni de acuerdo equitativo, racional, y yo diría que hasta legal.
Lamentablemente, ya es una realidad. Por Castro del Río, con gran cartelería indicativa, entran tantos o más turistas que por Baena para visitar la Cueva del Yeso y Torreparedones y, por consiguiente, como está más cerca, vuelven a consumir en bares y comercios con la evidente y lógica merma de actividad económica para nuestro sector de la restauración, la hostelería y el comercio.
En Román Paladino, con los recursos de Baena progresa Castro del Río. Pero como no se trata de ningún tipo de confrontación con nuestros amigos y vecinos y dado que no parece que exista voluntad de ofrecer nada por parte del Ayuntamiento de Castro del Río, y sí parece que hay un entreguismo total, se supone que por apoyo político por parte de nuestro alcalde y bastantes miembros de la Corporación, propongo, y alguna legitimidad creo tener, que hasta tanto no se llegue a un acuerdo justo, racional y legal que no perjudique a nuestra gente ni al buen nombre de Baena, se tomen las siguientes medidas:
a) Que ningún representante público, y menos el slcalde, aparezca en ningún medio de comunicación asociando el nombre de Castro del Río, Baena y Torreparedones, puesto que nuestros vecinos, hasta ahora, nada han hecho para merecerlo, y que en la propaganda institucional sólo quede asociado Torreparedones a Baena, evitando la instalación indicativa y las excursiones guiadas organizadas desde la institución municipal de Castro del Río. El Ayuntamiento de Baena tiene excelentes juristas.
b) Anular el acuerdo plenario del arreglo del camino de Jaén, pues como dice el Ayuntamiento de Castro del Río en su propuesta, sirve para acceder a la Cueva del Yeso y Torreparedones. Para nuestros agricultores bastaría con bachearlo. Y, en todo caso, hay otros en peor estado.
c) Es incomprensible y no puedo dar crédito, que el Pleno del Ayuntamiento de Baena haya solicitado el arreglo del acceso desde Castro del Río hasta la Cueva del Yeso y Torreparedones, y no haya solicitado y exigido el arreglo y mejora desde Baena hasta Torreparedones. Máxime con la enorme influencia que tienen nuestros políticos –a tenor de la abrumadora imagen que muestran en medios televisivos y a nivel orgánico–, por lo que debería serle muy fácil obtenerlo. Al menos tendríamos un solo hecho positivo para recordar su paso por la política local desde tan altos vuelos.
d) No derribar la valla que circunda el yacimiento bajo ningún pretexto para permitir nuevos accesos.
e) No facilitar información a nadie sobre la posibilidad de hallazgos o perspectivas del yacimiento que deben quedar en el conocimiento exclusivo de los responsables del plan director y de los competentes de la Junta de Andalucía.
f) Mejorar el transporte desde Baena en frecuencia y comodidad.
g) Vincular la Cueva del Yeso, Torreparedones y el Museo Histórico para su visita.
h) Coordinar la venta de las entradas.
i) Igualar en derechos a los ciudadanos de Castro del Río con los de Baena en cuanto a visitas y otras facilidades.
j) Defender, incluso en los tribunales –que aunque la cultura es universal, no es de la comarca–, que los terrenos del yacimiento, al día de hoy, están inscritos en el Registro de la Propiedad a nombre de la ciudad de Baena y que, por tanto, el Ayuntamiento tiene la obligación, con su alcalde Jesús Rojano al frente, de defender los legítimos intereses de a quienes se deben y el futuro de las nuevas generaciones en una Baena que camina hacia el abismo a velocidad de vértigo.
Teniendo en cuenta que el desarrollo de estos proyectos, que ahora están iniciándose, generará con el tiempo muchos más recursos y un turismo de excelencia con posibilidad de mucho empleo, proyecto éste, en el que hemos de integrar a Castro del Río en un acuerdo justo, razonable, equitativo y proporcional en función de lo que cada uno aporte y tenga como patrimonio heredado y ganado.
k) Ningún representante de nuestro Ayuntamiento, y menos el alcalde, debe aparecer asociando, hasta que no se acuerden términos claros de un convenio, el nombre del Ayuntamiento de Baena, Castro del Río y Torreparedones, y menos, conjuntamente, apoyando a Castro del Río ante la propiedad de la finca circundante a la que de forma torpe se tiene al margen. Porque ceder la imagen lograda con 15 años de trabajo y más de 15 millones de euros en Baenacultura a quienes hasta ahora no han hecho nada por merecerlo tiene un grueso calificativo que está en la mente de todos.
Dado que mi confianza es poca o ninguna en quienes nos representan para defender los intereses de Baena y de los baenenses, llamo, si se me permite, a mis paisanos a que, de alguna forma, y en función del comportamiento de nuestros representantes, nos organicemos para defender lo que es nuestro, tratando con Castro del Río como siempre con respeto, afecto, buena vecindad y justo trato.
Con este escrito, y de ello estoy convencido, volveré a hacer “amigos”, aunque sinceramente me importan mucho más Baena y los baenenses.
LUIS MORENO CASTRO
NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Baena Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.