"Iponoba destaca por ser un potente sistema de defensa garantizado por unas torres cuadradas, unas líneas de murallas que han ido condicionando el terreno y un foro". Esa es una de las conclusiones a las que ha llegado el historiador Guillermo Amo, que pronunció ayer una conferencia en el Museo Histórico y Arqueológico sobre el Cerro del Minguillar enmarcada en los actos organizados por el Ayuntamiento de Baena para conmemorar el Día Internacional de los Museos.
Amo dio a conocer las últimas investigaciones realizadas en el yacimiento baenense gracias a sus estudios de grado para identificar las murallas y puertas mediante una metodología denominada arqueología aérea, similar a la que utilizó el profesor Antonio Monterroso para confirmar el hallazgo del anfiteatro en Torreparedones, que combina la fotografía aérea histórica con el escaneo láser de la corteza de la superficie terrestre.
El joven historiador, que apuntó que la epigrafía demuestra que el sitio arqueológico se denominaba Iponoba y no Iponuba –un error de lectura de Valverde y Perales al que se ha dado continuidad–, explicó que ha identificado y situado el foro de la ciudad, además de siete torres de defensa y dos líneas de muralla.
Guillermo Amo no quiso establecer comparaciones entre la riqueza de Iponoba y Torreparedones por comprender este último una "horquilla cronológica impresionante" y arrojar algunas de las mejores excavaciones que se dan en la Península Ibérica. A pesar de ello, el historiador aseguró que además de la cantidad de información que ofrece para el estudio de la historia y la arqueología "el Minguillar puede dar una sorpresa en un futuro no tan lejano".
De hecho, la "calidad" de las siete estatuas encontradas en la campaña de excavaciones que dirigió Valverde y Perales podría ser una prueba de la grandeza de una ciudad cuyo principal problema son los muchos expolios que ha sufrido por su proximidad con varios municipios.
Amo dio a conocer las últimas investigaciones realizadas en el yacimiento baenense gracias a sus estudios de grado para identificar las murallas y puertas mediante una metodología denominada arqueología aérea, similar a la que utilizó el profesor Antonio Monterroso para confirmar el hallazgo del anfiteatro en Torreparedones, que combina la fotografía aérea histórica con el escaneo láser de la corteza de la superficie terrestre.
El joven historiador, que apuntó que la epigrafía demuestra que el sitio arqueológico se denominaba Iponoba y no Iponuba –un error de lectura de Valverde y Perales al que se ha dado continuidad–, explicó que ha identificado y situado el foro de la ciudad, además de siete torres de defensa y dos líneas de muralla.
Guillermo Amo no quiso establecer comparaciones entre la riqueza de Iponoba y Torreparedones por comprender este último una "horquilla cronológica impresionante" y arrojar algunas de las mejores excavaciones que se dan en la Península Ibérica. A pesar de ello, el historiador aseguró que además de la cantidad de información que ofrece para el estudio de la historia y la arqueología "el Minguillar puede dar una sorpresa en un futuro no tan lejano".
De hecho, la "calidad" de las siete estatuas encontradas en la campaña de excavaciones que dirigió Valverde y Perales podría ser una prueba de la grandeza de una ciudad cuyo principal problema son los muchos expolios que ha sufrido por su proximidad con varios municipios.
REDACCIÓN / ANDALUCÍA DIGITAL