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Aureliano Sáinz | Discos y portadas (17)

El pasado domingo, 12 de noviembre, fue la fecha en la que Neil Young, el cantante canadiense nacido en Toronto, cumplía la nada desdeñable cifra de 72 años. Toda una larga historia imposible de resumir en unas líneas, teniendo en cuenta que su aparición pública grabada se remonta al año 1966, cuando Buffalo Springfield, grupo en el que comenzó, saca a la luz su primer elepé. Son, pues, nada menos que 53 años trabajando sin descanso, cosa que solamente logran algunos de los infatigables iconos del rock.



Mi admiración por Neil Young se remonta a aquella década prodigiosa a la que tanto le debe la música popular, por lo que me resulta imposible hacer una selección de su extensa producción. Sin embargo, hay algunos discos que son verdaderamente inolvidables. Dos de ellos, After the Gold Rush (1970) y Harvest (1972), el tercero y cuarto en solitario, son dos auténticas joyas imposibles de olvidar.

Como homenaje a su figura, y como esta serie está destinada también a analizar las portadas de los discos, he tomado la de After the Gold Rush para introducirme en aquellas en las que aparecen los protagonistas de los elepés caminando por la calle, tal como sucede con Neil Young en la carátula de este disco.

Así, buceando en las innumerables portadas de discos que se han ido publicando a lo largo de décadas, me ha sorprendido que la estética que marcaron dos tan emblemáticos como The Freewheelin’ de Bob Dylan y Abbey Road de los Beatles apenas tuviera continuación en las de los cantantes y grupos que publicaron elepés tras ellos.

¿Y qué une estéticamente a esos dos trabajos tan distintos, puesto uno se enmarca en el folk estadounidense y el otro en el inconfundible sonido que crearan los de Liverpool? Algo tan sencillo como que los protagonistas también se mostraban en las portadas caminando por las calles de dos grandes urbes: Nueva York y Londres.

Pues bien, la idea de publicar trabajos musicales de larga duración en cuyas portadas o carátulas aparecieran sus creadores transitando por entornos urbanos parece ser que no ha contado con bastantes adeptos, por lo que podemos afirmar que han sido casos muy aislados quienes se han apuntado a esta propuesta.

Lo cierto es que, con el paso del tiempo, los diseños de las portadas presentan una enorme variedad de estilos, por lo que es posible hacer un largo recorrido por los mismos de entre los mejores discos que han salido al mercado a partir de las imágenes que nos muestran en las fundas como si fueran la tarjeta de presentación de lo que escucharemos más tarde. Y, aunque la que en esta ocasión sea una propuesta minoritaria, no me resisto a traerla y hacer un breve recorrido por ella.

Puesto que en anteriores artículos ya he comentado los citados álbumes de Bob Dylan y de los Beatles, tras hacer una breve referencia a ellos, pasaré a otros tres que siguieron la estética de mostrar a los protagonistas caminando por entornos urbanos. Estos serán: el citado After the Gold Rush de Neil Young; (What’s the story) Morning glory? de Oasis y Stories from the city, stories from the sea de P. J. Harvey.





Coincidiendo con el Premio Nobel de Literatura que le fue concedido a Bob Dylan en el año pasado, realicé un artículo en esta serie sobre el cantautor de Duluth (Minnesota), comenzando por el disco en el que aparece acompañado de su pareja de entonces, Suze Rotolo, quienes, juntos y encogidos en un frío día de invierno, caminan sobre el suelo nevado del West Village neoyorquino.

Esta portada del fotógrafo Don Hustein se convirtió en un verdadero icono visual entre los seguidores de Dylan, tanto que décadas después la recuperarían los hermanos Coen para el cartel de su película A propósito de Llewyn Davis.

¿Hay alguien que no conozca la imagen de John Lennon, Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison, en fila india cruzando el paso de peatones que se encuentra en el cruce de la calle Grove con la de Abbey Road, lugar donde se ubicaban los estudios en los que grabaron desde 1962?

Creo que esta fotografía de Ian McMillan es una de las portadas más famosas que ha dado la industria discográfica. Sobre la imagen de Abbey Road se han vertido, como popularmente se dice, auténticos ríos de tinta, por lo que poco puedo añadir a este emblemático disco.



Como he apuntado anteriormente, y dado que he seguido la carrera de Neil Young desde sus inicios, me resulta difícil indicar cuáles son sus mejores discos entre su prolífica producción. No obstante, tendría que citar, por un lado, a Harvest, que publicaría en 1972 y, también, a After the Gold Rush, otro de sus discos más logrados y que vería la luz dos años antes del anterior.

Bien es cierto que la tristeza que rezuman las letras de las canciones de After the Gold Rush se traslada a la portada en la que aparece el cantante en plano medio, caminando hacia atrás (es decir, de derecha a izquierda), como si deseara salir de un mundo triste y lóbrego.

El tratamiento oscurecido de la portada provoca cierta confusión, pues en su interior encontramos un disco espléndido en el que se encuentran temas inolvidables como el que da título al disco, junto a otros como Till the morning comes o I believe in you, sin olvidar Southern man, en el que hacía una feroz crítica a George Wallece, el por entonces gobernador racista de Alabama.

Este último tema provocó la reacción del grupo Lynyrd Skynyrd con su muy conocido Sweet home Alabama. De todos modos, no debemos olvidar que el racismo está muy presente en los estados sureños de Estados Unidos, como pudimos comprobar en el conflicto del verano pasado en Charlottesville (en el que, por cierto, el presidente Donald Trump se mostró tan comprensivo con los miembros del Ku Klux Klan, los nazis y los supremacistas blancos).



Hablar de Oasis es no solo citar a una de las bandas británicas más famosas de la década de los noventa y comienzos del nuevo milenio, sino de los líos y los desencuentros permanentes entre los hermanos Liam y Noel Gallagher, miembros destacados del grupo: el primero como cantante y el segundo como guitarrista.

Tras la fulminante salida de Oasis con Definitely Maybe en 1994, con la venta de ocho millones de discos, comprobamos que fue ampliamente superada por su segundo elepé, (What’s the story) Morning glory?, que alcanzó la nada desdeñable cifra de 26 millones de copias vendidas.

Pero hay algo que llama poderosamente la atención en la portada de este disco: ambos hermanos aparecen caminando por la mitad de la calzada de una estrecha calle de su Mánchester natal, uno enfrente del otro, como si sus caminos fueran contrapuestos.

Imagen premonitoria, ya que esos caminos opuestos dieron al traste con la continuidad de una de las bandas con mayor reconocimiento del Reino Unido. Así, el 29 de agosto de 2009, tras una fuerte discusión entre los hermanos Gallagher, Noel decidió abandonar la banda poniendo punto final a una era. Su hermano, Liam, continuó con el grupo, pero ya con otro nombre, Beady Eye, que de ningún modo llegaría al reconocimiento de Oasis.



En pleno verano, el pasado 23 de agosto hizo su última presentación en nuestro país la cantante británica P. J. Harvey en el Poble Espanyol de Barcelona. Su actuación apuntaba a una auténtica veterana con once discos sobre sus espaldas, ya que el primero de ellos, Dry, vio la luz en 1992. Desde entonces, y modo regular, han ido apareciendo esos once trabajos discográficos, desde el citado Dry hasta The Hope Demolition Proyect, que vio la luz en el 2016.

En su magnífico sexto disco, Stories from the City, Stories from the Sea, la vemos en una portada que responde a la estética que estamos comentando: en plano tres cuartos, se muestra en un ambiente urbano nocturno, cruzando la calle, mientras que un coche negro, del mismo color que el vestido que porta, se ve acercándose a un paso de peatones. Su frágil figura, sosteniendo un bolso dorado, parece indiferente a la mirada del virtual espectador, dado que su rostro se gira hacia el mismo sin inmutarse ante su posible presencia.

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Tal como he apuntado al inicio de esta entrega, no se han prodigado las imágenes de cantantes o grupos caminando en ambientes urbanos; la mayoría de quienes han optado por las fotografías en las portadas han sido a través de poses estáticas, como si temieran la improvisación o espontaneidad que exige la actitud de caminar por las calles. De todos modos, este breve recorrido me ha servido para traer a la palestra y homenajear, de modo indirecto, a mi admirado Neil Young, uno de los infatigables de la música popular que caminó por el rock, el folk, el country e, incluso, realizó incursiones por el rhythm and blues.

AURELIANO SÁINZ
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