La Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) alertó ayer de las primeras manchas de mildium en dos viñedos de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles. Según detalló la entidad, que desde 1996 ofrece información actualizada del estado fitosanitario de los principales cultivos de Andalucía, los primeros síntomas de esta epidemia vegetal –que afecta a las viñas, especialmente durante la primavera– se detectaron los pasados días 4 y 7 de mayo en la ladera del castillo de Montilla y en el paraje de El Alcaudón, en el término municipal de Santaella.
“La infección del hongo en estas hojas se produjo probablemente tras las lluvias del 16 de abril”, detallaron desde la RAIF, para hacer hincapié en que si observa una mancha de mildium en un viñedo “es importante no arrancar la hoja de la cepa” y avisar a las cooperativas o al Servicio de Sanidad Vegetal de la Delegación Territorial de Agricultura, en los teléfonos 677 903 144 y 671 563 556 o a través de esta dirección de correo electrónico.
Aunque las primeras manchas de mildium han aparecido este año en Montilla y en Santaella, generalmente son los agricultores de Montemayor los primeros en dar la voz de alarma, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana.
"Estas primeras manchas, en principio, no revisten gravedad, sin embargo, pueden ser origen de complicaciones posteriores en el caso de que se produjeran nuevas lluvias", reconocen desde la RAIF, toda vez que, ante ese supuesto, recomiendan a los viticultores "estar atentos a las previsiones meteorológicas, con objeto de tomar las medidas oportunas de protección fitosanitaria".
Conocido en otras regiones como "añublo" o "mildeo", este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.
"Si los ataques son fuertes, producen una desecación parcial o total de las hojas e, incluso, una defoliación prematura, que repercute en la cantidad y calidad de la cosecha, así como en el buen agostamiento de los sarmientos", advierten los expertos.
Una vez que se detecta la primera mancha, la RAIF o el Aula de Viticultura del Consejo Regulador da la voz de alarma y los viticultores empiezan a aplicar los tratamientos correspondientes, a base de productos penetrantes y sistémicos que actúan incluso cuando la enfermedad se ha hecho presente en la planta.
De esta forma, a los viñedos afectados se les pueden aplicar tratamientos a base de cobre que, además de ofrecer buenos resultados, tienen un coste relativamente bajo. No obstante, si la infección es mayor, es recomendable acudir a productos sistémicos, con lo que el tratamiento se encarece considerablemente.
“La infección del hongo en estas hojas se produjo probablemente tras las lluvias del 16 de abril”, detallaron desde la RAIF, para hacer hincapié en que si observa una mancha de mildium en un viñedo “es importante no arrancar la hoja de la cepa” y avisar a las cooperativas o al Servicio de Sanidad Vegetal de la Delegación Territorial de Agricultura, en los teléfonos 677 903 144 y 671 563 556 o a través de esta dirección de correo electrónico.
Aunque las primeras manchas de mildium han aparecido este año en Montilla y en Santaella, generalmente son los agricultores de Montemayor los primeros en dar la voz de alarma, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana.
"Estas primeras manchas, en principio, no revisten gravedad, sin embargo, pueden ser origen de complicaciones posteriores en el caso de que se produjeran nuevas lluvias", reconocen desde la RAIF, toda vez que, ante ese supuesto, recomiendan a los viticultores "estar atentos a las previsiones meteorológicas, con objeto de tomar las medidas oportunas de protección fitosanitaria".
Conocido en otras regiones como "añublo" o "mildeo", este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.
"Si los ataques son fuertes, producen una desecación parcial o total de las hojas e, incluso, una defoliación prematura, que repercute en la cantidad y calidad de la cosecha, así como en el buen agostamiento de los sarmientos", advierten los expertos.
Una vez que se detecta la primera mancha, la RAIF o el Aula de Viticultura del Consejo Regulador da la voz de alarma y los viticultores empiezan a aplicar los tratamientos correspondientes, a base de productos penetrantes y sistémicos que actúan incluso cuando la enfermedad se ha hecho presente en la planta.
De esta forma, a los viñedos afectados se les pueden aplicar tratamientos a base de cobre que, además de ofrecer buenos resultados, tienen un coste relativamente bajo. No obstante, si la infección es mayor, es recomendable acudir a productos sistémicos, con lo que el tratamiento se encarece considerablemente.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
FOTOGRAFÍA: JOSÉ ANTONIO AGUILAR