Baena Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un artículo remitido por la Asamblea Local de Izquierda Unida (IU) sobre la utilización que se está haciendo de la inmigración y de los inmigrantes para restar protagonismo a otros problemas acuciantes que tiene la sociedad actual. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.
Se me revuelven las tripas, se me encogen los centros del alma y el corazón al ver como se propaga, como un reguero de pólvora, ese discurso falaz y mendaz de la ultraderecha contra la inmigración y que, inmisericorde, cala de manera alarmante entre aquellos que culpan de sus desdichas a los, hoy por hoy, mayores desdichados de la Tierra: los refugiados.
Ojalá no nos toque vivir a nosotros lo que ya vivieron centenares de miles de españoles, que huyendo de la represión franquista: la cárcel, el hambre y la muerte violenta, partieron en barcos atestados hacia Francia y Suramérica, dejando atrás su hogar, seres queridos y pertenencias, poniendo rumbo hacia esos paíse, donde en la mayoría de los casos, fueron acogidos con los brazos abiertos.
Que a nadie con algo de humanidad le cuelen la patraña de que estamos siendo invadidos. Con algo tienen que engatusarnos los poderosos y sus medios serviles para desviar la atención de su latrocinio, perpetrado en España y en otros muchos países, a la vez que ellos mismos son cómplices y parte del llevado a cabo en los países de origen de esas personas que se juegan la vida y la de sus hijos en una patera para escapar de la devastación que dejan sus bombardeos y el saqueo y expolio de todos sus recursos, ya sean gas, petróleo, oro, diamantes, coltan, madera, etc... lo que los condena a la miseria más absoluta. En Iraq, Siria, Libia, Afganistán, Yemen, etc, con métodos cruentos y en África incitando guerras internas, tribales, étnicas y religiosas, donde aprovechándose del caos sembrado, expolian sus ricos recursos y se les venden armas a sátrapas títeres para que éstos, doblegados a intereses espurios, se instalen en el poder masacrando a sus pueblos.
Esto es una sucia maniobra política de la ultraderecha y los neoliberales, a la que se ha sumado lo "mejor de la sociedad": unos guiados por la xenofobia y el racismo y otros, gente que hasta se dicen de izquierdas, pero llevados por esa deleznable corriente, se sienten temerosos de que esas personas vengan a robarles el trabajo y el "bienestar del que gozan". Desde 2011 hasta ahora, según estadísticas estatales, de España se han marchado más de 800 mil inmigrantes. Y el flujo de entrada y salida no ha parado durante el periodo que ha gobernado el PP, pero ahora, fuera del poder, tienen que amedrentar a la sociedad y erigirse en los salvapatrias sempiternos, llamando a una nueva cruzada, usando sin pudor su patriotismo de pulserita con cuentas en paraísos fiscales, a Dios y a la pérdida de nuestra cultura y tradiciones.
España es un país con uno de los más bajos índices de natalidad, en Europa ronda el 2'2 los hijos nacidos por mujer, mientras que en España no llega al 1'7. Hoy ya hay más fallecimientos que nacimientos en nuestro país, algo que pone en peligro todo el sistema de producción, Seguridad Social y Pensiones en lo económico y crea un vacío demográfico en todos los medios rurales que hace harto difícil vivir con los servicios que hasta antes de la crisis y pese a los recortes, en menor cuantía y calidad, aún tenemos, por no decir el casi millón de españoles, casi todos jóvenes y muy cualificados, buscándose la vida en distintos países.
Que se dejen de milongas, si quieren acabar con esta crisis humanitaria que aboca a las personas a dejar su tierra, sus seres queridos, su cultura, etc..., que empiecen a construir en vez de destruir, invirtiendo en tecnología, desarrollo, ciencia, educación, etc, se combata la tiranía y el expolio y en verdad se les ayude a que en sus países se instauren derechos, trabajo, justicia, libertad, paz y democracia. Lo demás, engañabobos para alimentar la sinrazón de gentes sin criterio propio y dejados llevar por el egoísmo y el individualismo que propaga el capitalismo salvaje, lo contrario al sentir colectivo y humano de que todos somos hijos de la misma madre, la Tierra, y como cualquier Dios bueno de las muchas creencias que se profesan en el planeta, seguro querría que viviéramos en armonía entre humanos y demás seres vivos, con sagrado respeto al cielo y a la tierra, por la memoria de nuestros antepasados y por el buen devenir de nuestros descendientes.
Eso sí, he de decir que para vivir en un país de acogida, hay que respetar sus normas y leyes. Trabajar e integrarse en la sociedad sin forzar más conflictos o reivindicaciones que las propias de un estado de derecho democrático, cívico, moderno, tolerante y a la vez no divergentes o contrarias a las propias del país receptor.
NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Baena Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.
Se me revuelven las tripas, se me encogen los centros del alma y el corazón al ver como se propaga, como un reguero de pólvora, ese discurso falaz y mendaz de la ultraderecha contra la inmigración y que, inmisericorde, cala de manera alarmante entre aquellos que culpan de sus desdichas a los, hoy por hoy, mayores desdichados de la Tierra: los refugiados.
Ojalá no nos toque vivir a nosotros lo que ya vivieron centenares de miles de españoles, que huyendo de la represión franquista: la cárcel, el hambre y la muerte violenta, partieron en barcos atestados hacia Francia y Suramérica, dejando atrás su hogar, seres queridos y pertenencias, poniendo rumbo hacia esos paíse, donde en la mayoría de los casos, fueron acogidos con los brazos abiertos.
Que a nadie con algo de humanidad le cuelen la patraña de que estamos siendo invadidos. Con algo tienen que engatusarnos los poderosos y sus medios serviles para desviar la atención de su latrocinio, perpetrado en España y en otros muchos países, a la vez que ellos mismos son cómplices y parte del llevado a cabo en los países de origen de esas personas que se juegan la vida y la de sus hijos en una patera para escapar de la devastación que dejan sus bombardeos y el saqueo y expolio de todos sus recursos, ya sean gas, petróleo, oro, diamantes, coltan, madera, etc... lo que los condena a la miseria más absoluta. En Iraq, Siria, Libia, Afganistán, Yemen, etc, con métodos cruentos y en África incitando guerras internas, tribales, étnicas y religiosas, donde aprovechándose del caos sembrado, expolian sus ricos recursos y se les venden armas a sátrapas títeres para que éstos, doblegados a intereses espurios, se instalen en el poder masacrando a sus pueblos.
Esto es una sucia maniobra política de la ultraderecha y los neoliberales, a la que se ha sumado lo "mejor de la sociedad": unos guiados por la xenofobia y el racismo y otros, gente que hasta se dicen de izquierdas, pero llevados por esa deleznable corriente, se sienten temerosos de que esas personas vengan a robarles el trabajo y el "bienestar del que gozan". Desde 2011 hasta ahora, según estadísticas estatales, de España se han marchado más de 800 mil inmigrantes. Y el flujo de entrada y salida no ha parado durante el periodo que ha gobernado el PP, pero ahora, fuera del poder, tienen que amedrentar a la sociedad y erigirse en los salvapatrias sempiternos, llamando a una nueva cruzada, usando sin pudor su patriotismo de pulserita con cuentas en paraísos fiscales, a Dios y a la pérdida de nuestra cultura y tradiciones.
España es un país con uno de los más bajos índices de natalidad, en Europa ronda el 2'2 los hijos nacidos por mujer, mientras que en España no llega al 1'7. Hoy ya hay más fallecimientos que nacimientos en nuestro país, algo que pone en peligro todo el sistema de producción, Seguridad Social y Pensiones en lo económico y crea un vacío demográfico en todos los medios rurales que hace harto difícil vivir con los servicios que hasta antes de la crisis y pese a los recortes, en menor cuantía y calidad, aún tenemos, por no decir el casi millón de españoles, casi todos jóvenes y muy cualificados, buscándose la vida en distintos países.
Que se dejen de milongas, si quieren acabar con esta crisis humanitaria que aboca a las personas a dejar su tierra, sus seres queridos, su cultura, etc..., que empiecen a construir en vez de destruir, invirtiendo en tecnología, desarrollo, ciencia, educación, etc, se combata la tiranía y el expolio y en verdad se les ayude a que en sus países se instauren derechos, trabajo, justicia, libertad, paz y democracia. Lo demás, engañabobos para alimentar la sinrazón de gentes sin criterio propio y dejados llevar por el egoísmo y el individualismo que propaga el capitalismo salvaje, lo contrario al sentir colectivo y humano de que todos somos hijos de la misma madre, la Tierra, y como cualquier Dios bueno de las muchas creencias que se profesan en el planeta, seguro querría que viviéramos en armonía entre humanos y demás seres vivos, con sagrado respeto al cielo y a la tierra, por la memoria de nuestros antepasados y por el buen devenir de nuestros descendientes.
Eso sí, he de decir que para vivir en un país de acogida, hay que respetar sus normas y leyes. Trabajar e integrarse en la sociedad sin forzar más conflictos o reivindicaciones que las propias de un estado de derecho democrático, cívico, moderno, tolerante y a la vez no divergentes o contrarias a las propias del país receptor.
ANTONIO RODRÍGUEZ NAVAS
FOTOGRAFÍA: MANUEL LÉRIDA (CRUZ ROJA ESPAÑOLA)
FOTOGRAFÍA: MANUEL LÉRIDA (CRUZ ROJA ESPAÑOLA)
NOTA: Los comentarios publicados en el Buzón del Lector no representan la opinión de Baena Digital. En ese sentido, este periódico no hace necesariamente suyas las denuncias, quejas o sugerencias recogidas en este espacio y que han sido enviadas por sus lectores.