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Aureliano Sáinz | ¿Qué fue de Cecilia?

Puse en marcha el coche para ir a la Facultad. Conecté con la emisora habitual que suelo escuchar mientras voy camino del trabajo. En la presentación del tema se nos dice que han transcurrido cincuenta años desde su aparición. “¡Cincuenta años!”, pienso para mis adentros, “¡nada menos que medio siglo!”. Suenan las primeras notas e inmediatamente identifico una voz muy conocida que se esconde en un rincón de mi memoria. Surgen recuerdos entrañables que se resisten a desaparecer con el paso del tiempo.


Era la voz de Cecilia, aquella chica joven de vida muy breve que apenas tuvo tiempo para mostrarnos toda su capacidad creativa. Sin embargo, pienso, que aún perviven entre nosotros algunas de sus inolvidables canciones. ¿Quién no recuerda Un ramito de violetas, Dama, dama o Mi querida España? Son ejemplos de su gran talento como cantautora, denominación que por entonces recibían quienes, aparte de cantar, componían sus propias canciones.


Mientras conduzco y sigo la voz de Cecilia, acude a mi mente un curioso hecho relacionado con su nombre. Y digo curioso en doble sentido, ya que su nombre real era el de Evangelina (Evangelina Sobredo), algo que muy pocos conocían. También porque, años atrás, tuve como alumna a una chica que también se llamaba Evangelina.

Fue en una tarde en la que los alumnos estaban pintando tranquilamente en el aula de prácticas, mientras escuchaban la música de fondo que yo les ponía. En un determinado momento, me acerco a ella y le digo: “¿Sabes que hay una canción cuyo título es tu propio nombre, pero en inglés?”. Me responde que no lo sabía, que nunca la había escuchado, pues, excepto en su familia, no ha conocido a otra chica que se llame igual y, menos aún, una canción.

Acudo al despacho y busco el cedé de la cantante estadounidense de música country, Emmylou Harris, en el que tenía grabada la canción Evangeline, la misma que cantó con The Band en la despedida del grupo, concierto que llevó por título El último vals (The Last Waltz).


Al oírla, se entusiasmó con la canción, por lo que le prometí que le haría una copia del cedé, ya que por entonces era habitual este modo de reproducción. “Es más”, le vuelvo a comentar, “¿sabías que hubo una magnífica cantautora, aquí en nuestro país que tenía también tu mismo nombre?”. Se queda muy sorprendida de lo que le indico. No la conocía. Siempre había pensado que le pusieron ese nombre por ser de la familia, y que era tan poco habitual que no llegaría a conocer a otra persona que se llamara Evangelina.

Envuelto en estos recuerdos, llego a la Facultad. Aparco el coche. Pienso en mi antigua alumna, preguntándome qué habrá sido de ella. Entro en el despacho y busco en el archivo de fotografías alguna que perteneciera al curso en el que estuvo Evangelina. Finalmente encuentro un par de ellas y elijo una para esta columna. También, para mis adentros, me digo que sería bueno que en este año se recordara a Cecilia, aquella chica que nos dejó en plena juventud creativa y a la que solo le dio tiempo a grabar tres álbumes, aunque suficientes para ahora evocáramos su enorme talento.

AURELIANO SÁINZ
FOTOGRAFÍA: AURELIANO SÁINZ

EVA LARA - ASESORA PERSONAL INMOBILIARIA

COMERCIAL LOS RAIGONES - EL CABALLO CORDOBÉS


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